La resignación no me parece un tratamiento adecuado para esta gran depresión colectiva, alimentada cada día por los medios de comunicación, y avivada por Gobiernos estatales, los autonómicos derrochadores o incapaces e incluso por los ayuntamentitos de provincias.
Con esa vieja manía de cuestionármelo todo, me fluyen preguntas, seguramente sin respuestas fáciles: ¿Quién o quienes están ganando en esta batalla? ¿Quiénes se están llenando el bolsillo con los euros que nos sacan de los nuestros? ¿Los agujeros “financieros” son reales o únicamente se trata de operaciones de maquillaje contable? Si todos fuéramos a sacar los euros que nos puedan quedar de los bancos y cajas, ¿encontraríamos nuestro dinero o simplemente un papelito inventado, como los billetes del monopoly, que diría que ese papel vale por…?
No quiero seguir en esa dinámica pero ante la sangría a los que todavía trabajan y la congelación vital a la que se somete a quienes no lo pueden, hacer tenemos que hacer algo. No sigamos lamentándonos, viviendo de carnaval a romería; de navidades a semanasantas; de ligas a eurocopas… como bobos a los que se nos entretiene con esas milongas mientras nos roban la vida a plena luz del día y con testigos.
El dinero fuera de los bancos y no permitir el crecimiento de los impuestos son mis recetas.
Recuperar lo nuestro y no pagar lo suyo.