«Eres una máquina de matar.»
—Rafael T., suscriptor.
Kill it.
Expresión inglesa de difícil traducción.
Go and kill it. / Are you killing it? / You gotta kill it.
Algo así como una versión menos moñas «petarlo».
(Vé y pétalo. / ¿Lo estás petando? / Tienes que petarlo.)
Mi pregunta para ti hoy es…
¿Lo estás matando?
¿Estás matando algo?
Algo, lo que sea, cualquier cosa.
Porque montar un huerto vertical con zanahorias está gracioso si trabajas en finanzas o recursos humanos, pero si trabajas en marketing o ventas te converite en hámster.
Sin acritud, es lo que hay.
Marketeros patateros.
¿Qué estás matando?
¿Cuánto facturas? ¿Cuánto ganas?
Si no es eso todavía, ok, todos mis respetos. Supongo que entonces eres el primero en empezar y el último en marchar.
¿Con quién te juntas, qué estás aprendiendo, cuánto estás poniendo en práctica?
¿Cierras como un cabrón? ¿Eres el más caro? ¿El más barato?
¿Cuántas cagadas en la última semana?
¿Levantas el teléfono, envías cartas, alguien te recuerda seis meses después de haberte conocido?
¿A cuántos has molestado hoy?
Quizás no he sido el más rápido haciendo pasta, pero joder, te aseguro que he matado cada puto día desde que empecé.
A veces mataba muriendo y me enteraba después, todo sea dicho.
Y lo siento, macho.
De verdad que lo siento.
Lo siento si te va mal, si un imprevisto te ha jodido el mes, o un hijo de puta te ha amargado el día pero joder, si eso es un problema… falta muerte.
Poca muerte veo a mi alrededor. Muy poca. Una cantidad ridícula de gente se levanta con furia asesina.
Entonces, haz lo que quieras.
Mátalo todos los días o solo de lunes a viernes salvo fiestas de guardar.
Mátalo en cualquier lugar o solo en tu barrio.
A pie de calle o corrigiendo a desconocidos en una red social.
Tú mismo. Yo más no puedo hacer.
Por mi parte en el newsletter mataré a distro y siniestro.
Mataré a los clientes incapaces de decirise y a los vendedores que no matan.
No se va a librar nadie de unas cuantas hostias.
Y quien sepa encajarlas, quien sepa recibirlas con deportividad y escuche la lección dos, tres o cuatro veces, aprenderá a hacer lo mismo.
Se acabó el dejarte llevar por lo que dicen o piden los clientes. Que parece que los que prestan el servicio son ellos.
Lidera las relaciones y domina los procesos de venta. Controla tu vida, joder.
Lo haces apuntándote aquí:
La entrada Por lo que más quieras, deja de hacer esto. se publicó primero en Luis Monge Malo.