El origen del brindis – del alemán bring dir`s, “yo te lo ofrezco” – se sitúa entre los griegos hacia el siglo VIII a. de C. El que realizaba el ofrecimiento, por lo general el anfitrión, llenaba una copa de vino, después derramaba algunas gotas en honor de los dioses, para que su libación les volviesen propicios. Seguidamente decía al agasajado: “Te deseo toda suerte de prosperidades”. Pronunciando estas palabras, el que invitaba bebía una parte del vino que había en su recipiente, ofreciendo el resto a su interlocutor. Este, a su vez, iba pasando el vaso a los demás presentes. Este rito se repetía siempre que un amigo llegaba a una casa o cuando se marchaba.
El hecho de beber el anfitrión en primer lugar tuvo la utilidad práctica de garantizar a los invitados que el vino que iban a consumir no estuviese envenenado, en una época en que emponzoñarlo era un procedimiento muy socorrido para eliminar al rival.La costumbre de beber a la salud se practicaba entre los griegos a la conclusión de la comida. Era un rito sacrificial de libación propiciatoria a Júpiter y a los dioses de la amistad. Si alguno se levantaba de un banquete, sin haber bebido a la salud de su amigo, se consideraba este olvido como una afrenta y podía suponer el fin de sus relaciones.Los romanos, que adoptaron el brindis de los griegos, hacían tres libaciones sagradas en honor de las Gracias, aunque los más rendidos devotos de las bebidas espirituosas triplicaban el rito en obsequio de las nueve Musas. Acostumbraban también a beber tantas copas cuantos años auguraban a aquel en cuyo obsequio bebían; ante lo que Ovidio no pudo reprimir la observación sarcástica de que eran los grandes bebedores los que más largos años deseaban a sus amigos.Las copas que se entregan a los ganadores de las competiciones tienen su origen en las que recibían los vencedores de los festivales paganos para que brindasen por los dioses. El modelo de estos trofeos deportivos deriva del entregado al triunfador en las bacanales, que consistía en una cratera o copa sobre un trípode.Un rito semejante se sabe que era practicado por celtas y germanos al sentarse a la mesa, bebiendo unos a la salud de los otros, mal visto rehusar la libación del brindis, la prudencia de Carlomagno dispuso que sus soldados nunca hiciesen brindis a la salud, por las peleas que se ocasionaban entre ellos cuando alguien declinaba el ofrecimiento.Por San Ambrosio sabemos que los primeros cristianos practicaban en ciertos casos un uso semejante.En el siglo XVIII la costumbre de beber a la salud se hizo muy popular entre oda clase de gente. Pero, en vez de beber a la salud de un amigo presente en el ágape, el brindis se ofrecía en honor de una celebridad o de una mujer hermosa.En el siglo XIX los brindis adquirieron tanta popularidad en los países occidentales, que no se consideraba completa una cena solemne sin que los hubiera.
Fuente: Suerte! Ramos PereraIlustra pintura de Duma Arantes