Por los ghats de Varanasi

Por Gracia Gracia Rodriguez @viajarcongrace

Varanasi, o también conocida por el nombre de Benarés, es una ciudad que no deja indiferente al que pasa por allí. Algunos dicen que hay que ir para entender la India, otros que es mejor dejar esta ciudad para el final, pero lo que está claro que un viaje a la India no está completo sino pasas por Varanasi

Sin embargo, hay veces que algunos lugares son más especiales que otros no por lo que son en sí, sino por las personas que se cruzan en nuestro camino y con las que lo compartimos, y eso es lo que nos pasó en Varanasi... 

Un paseo por Varanasi en el cacharro que encontramos aparcado de
  Héctor de Mi baúl de blogs ;-)
  

Si tuviera que resumir con tres palabras nuestro paso por esta ciudad sería amigos, lassis y Ghats.

Todo comenzó en el tren nocturno de Khajaruho a Varanasi. Nosotros como ya es costumbre cogíamos la clase económica de sleeper-class, la preferida por los mochileros, que en esta ocasión quedo más que patente. Por primera vez aquel vagón llegaba antes de tiempo y parecía un dormitorio de albergue, practicante éramos todos extranjeros! De hecho había un par de indios que parecían en esta ocasión sentirse hasta incómodos o fuera de lugar jejejeje 
Sin saberlo, las primeras amistades surgirían ya de camino a la estación compartiendo tuktuk con Bonis, un chico francés que acabó convirtiéndose en un buen amigo en nuestra estancia en Varanasi; y seguirían en la espera de que el tren arrancara hablando con otros viajeros, sobre de donde veníamos, a donde íbamos, y dando recomendaciones...vamos lo típico.
Poco antes de llegar a Varanasi empezaron a preguntar donde nos quedaríamos. Algunos de ellos llevaban reserva, pero nosotros no sólo no teníamos ninguna, sino que a penas apuntamos un par de posibles sitios, y entre ellos casualmente nos llamó la atención un hostel que tenía muy buena puntuación en booking, Stops, y que era al que iban ellos. Parecía que el sitio estaba bastante solicitado, así que nos fuimos con todos a probar suerte.
Stops Hostel era el lugar con más estilo "europeo" y limpio que habíamos visto hasta ahora. El problema que sólo quedaba la opción de dormir en dormitorios compartidos, y no nos salía muy económico al pagar por separado, así que nos despedimos con pena de nuestros recientes amigos y decidimos salir a buscar algo.

Recuerdo la búsqueda de alojamiento como algo eterno, calor, sudor, cansancio de mal dormir toda la noche en el tren, y un olor en algunas calles que te daba la vuelta al estómago. No había nada que nos convenciera, es más me atrevería a decir que todos los guesthouse  que vimos cerca de los ghats eran de los sitios más sucios que habíamos encontrado hasta el momento en la India, y el hecho de tener las cremaciones tan cerca no es que me fascinara... Reconozco que fue mi primer momento de crisis en la India, y poco me faltó para echarme a llorar!
Después de 2 horas de patear y ya no poder más con las mochilas decidimos retornar al Stops, porque aunque hubiera que dormir en dormitorio compartido, era de lejos lo mejor que habíamos visto!!! Asentados, nos tomamos el día de relax para no hacer nada, ya tendríamos tiempo los siguientes días.


La ciudad de Varanasi situada a orillas del río Ganges, es una de las ciudades sagradas más importantes para los hinduístas, y es aquí donde acuden a morir, por ello es donde más moribundos, viejos y enfermos verás. Necesitan que sus cuerpos sean incinerados y sus restos derramados en las aguas sagradas del Ganges, de esta manera rompen el ciclo de las reencarnaciones y pueden descansar en paz. Sólo las mujeres embarazadas, niños, leprosos, y santos no son quemados, aunque son lanzados al río con piedras atadas para que los cuerpos se hundan. Para ellos, todos venimos de allí y debemos volver al mismo lugar...

Cerca de los crematorios hay algunos edificios sociales donde los que no tienen dinero esperan a que les llegue su momento de morir, y gracias a las donaciones que reciben pueden pagar su crematorio. 
Por respeto, las cremaciones se pueden ver pero no fotografiar. Sólo podrás obtener alguna foto desde la lejanía y muy discretamente.

Nuestros días allí transcurrieron principalmente a lo largo de los ghats, que así se llaman a las escalinatas que dan al río en las zonas sagradas o santas. Un lugar extraño o irónico, según se mire, donde la vida y la muerte conviven a diario con total normalidad. Paseando podrás ver una gran actividad, desde gente orando, lavando ropa, niños jugando, vendedores, sadhus que intentan darte la mano diciendo "free massage" para luego pedirte unas rupias, sacerdotes... y en este ambiente que se respira vida, se respira (literalmente) muerte, porque durante 365 días 24 horas al día las llamas no se apagan convirtiendo en ceniza los cuerpos que ya descansan.



El primer día comenzamos nuestro paseo desde Hanuman ghat hacia Dashashwamedh ghat, uno de los más coloridos, y fue aquí cuando nos cruzamos con Bonis que ya había hecho amistad con Hunch, un chico malasiano, que había estado allí hace años, y nos hizo de guía explicándonos todas las cosas. 

Varanasi también tiene su torre Pisa particular :-)

Después de una mañana intensa de caminar y de calor, nos fuimos a tomarnos los primeros lassis refrescantes al lugar más famoso donde te los puedes tomar si estás en Varanasi, al Blue Lassi. Aquí encontrarás más de 50 tipos de lassis con todas las combinaciones de frutas posibles. Si este lassi es mejor o no que el famoso de Jaipur es muy difícil de decir porque hasta su textura es diferente. En cualquier caso están tan buenos, que querrás probarlos todos así que que la solución fue ir todos los días al Blue Lassi a compartir este momento con las nuevas amistades que íbamos haciendo.


Ía, Alberto, Rubén, Grace, Jose Luis, Hunch, Bonis... cada uno de ellos hicieron que pasáramos muy buenos momentos, y sino fuera porque todos teníamos ya planes, daba pena dejar el lugar. Especialmente Hunch se desvivió con cada uno de nosotros, explicándonos los sitios por los que pasábamos una y otra vez, según se iban sumando al grupo. Una de las personas con el corazón más grande que hemos conocido y por las que a veces los viajes merecen la pena más que nunca. La palabra karma que tanto nos había decepcionado en India cogía en él todo el sentido. De hecho, más tarde nos daríamos cuenta que de alguna manera mantuvo el contacto con todos, y nos echó a más de uno un cable en nuestros viajes estuviera lejos o cerca de nosotros...

Algunos momentos que uno no debe perderse si esta en la ciudad de Varanasi, son el atardecer cuando comienzan las ceremonias en los ghats, y el amanecer cuando todo está en calma y solo se oyen los cánticos de las oraciones. Ambas se pueden ver desde las escalinatas o desde el barco. Nosotros en principio queríamos hacer el amanecer, pero el Stops Hostel organizaba por solo 150 Rps. paseos al atardecer con guía, y como algunos del grupo querían hacerlo, pensamos que por ir todos juntos que estaría bien, pero la verdad es que resultó un poco desastre... El guía creo que poco más que lo que ya nos había dicho Hunch nos pudo decir, pero esto fue lo de menos. Resulta que los que iban delante en la barca llegaron calados de las aguas de Ganges, cosa que no mola nada!!!
A lo mejor lo de las aguas sagradas va a ser que tiene algo de verdad, porque igual queman a un muerto y lo tiran allí, que lavan la ropa o se bañan ellos para purificar sus almas. Será cuestión de tener mucha fe... Yo desde luego no me apetecía probarla, y lo de mojarme con ese agua no me hacía ninguna gracia. Os contaré que nuestro amigo Hunch que estuvo hace varios años, decidió bañarse y después se tiró más de una semana en cama sin poderse levantar de la infección que cogió!!! Vamos que él sí que estuvo entre lo espirual y lo terrenal, o lo que es lo mismo la vida y la muerte ¿?¿? 

Bueno, llegamos con la barca hasta el Marnikarnika ghat que es el más famoso de los crematorios y nos dicen que nos vamos a esperar una hora allí antes de irnos hasta el otro ghat donde celebran las ceremonias! Una hora sin muchas explicaciones, viendo como queman a los muertos y pasando frío sobretodo los que estaban calados, pues esto, como que tampoco mola mucho. Luego nos marearon diciendo si ahora podéis hacer foto, ahora mejor no...En verdad, no se debía poder en ningún momento, pero por tener contento al turista de la barca pues sí, hasta que otro de otra barca llega y te echa el broncón... vamos un circo!
La segunda parte llega cuando por fin nos movemos hasta el ghat donde un montón de personas se agolpan en las escalinatas para ver las ceremonias, pero es que en el agua era aún peor, eramos tantas las barcas, que casi la ceremonia nos la tenemos que imaginar.Y ya para rematar la escena que unos mosquitos como camiones nos comían, y todos intentando quitárselos de encima. Por un momento, sentí ganas de empezar a saltar de barca en barca y llegar hasta el mismo ghat.


Después de la experiencia se nos quitó bastante las ganas de repetir el paseo en barco al amanecer, desde luego es mucho mejor pasear tranquilamente por los ghats y pararse donde uno quiere.


Por la mañana los ghats envueltos en la nieblina de las primeras horas del día parecen otra cosa, contienen un halo de de misterio, misticismo, magia... Transmiten paz, soledad, nostalgia... es una mezcla rara. Solo se trata de pasear y escuchar los cánticos.

Nosotros en esta ocasión caminamos hacia Assi ghat, hacia el sur, justo en dirección contraria del Marnikarnika ghat, donde aún todo parecía más tranquilo.
Varanasi, es sin duda, un lugar fuerte, donde se trata de observar e intentar entender, aunque personalmente desde el punto de vista del extranjero creo que puede resultar algo morboso. Puede ser que en lo que vaya a comentar haya mucha gente que no este de acuerdo, pero desde mi más profundo respeto a lo que vi allí, no creo que sea necesario plantarse horas viendo como queman a los muertos, a ver si desde la distancia vislumbro un cráneo calcinado, si escucho como el cuerpo se resquebraja entre la llamas o si me fijo demasiado en las aguas del Ganges y me encuentro algo que no debería encontrarme... Puede sonar fuerte lo que digo, pero es así. 
Quizás sea muy fría, o quizás no busqué profundamente ninguna de esas sensaciones en mi estancia en Varanasi porque precisamente no me hacía sentir bien, pero en ningún momento me vi excesivamente impresionada, a pesar de lo duro que puede resultar para nosotros, que en un lugar estén constantemente quemando personas, o pasando por las calles con muertos tapados con túnicas de colores, mientras los que llevan el cuerpo a sus hombros van recitando cánticos. Algunos pensaran que quizás lo que necesito es volver, yo no lo creo, simplemente acepté lo que veía, sin profundizar en ese límite en el que mi sensibilidad no está acostumbrada. Hay que verlo como ellos lo viven, como algo natural, forma parte de su cultura y su religión.



Y con Varanasi cerramos una parte de la India, nuestro recorrido por el norte. Ahora nos toca decir adiós no solo a un lugar, sino a un montón de nuevas amistades. Un vuelo de Varanasi a Bombay nos esperaba para comenzar otra etapa que avanzaría hacia el sur.
To be continued...  

Precios orientativos en:
- Tuktuk desde la estación hasta el hostel : 80 Rps (compartimos,eramos 4)
- Taxi al aeropuerto desde el hostel : 700 Rps (compartimos, eramos 3) Importante salir con tiempo para ir al aeropuerto, porque aunque no está lejos, hay tanto tráfico que al      menos se tarda una hora en llegar.


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