Revista Opinión

“Por mucho que insistas no te dejarán cobrar como un hombre”. La desigualdad salarial entre hombres y mujeres alcanza el 15%

Publicado el 23 julio 2013 por El Tridente

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Imagen: misclasesencasa.com

 

En pleno siglo XXI, época en la que hablamos de luchar por los derechos y deberes de los ciudadanos, de eliminar las desigualdades por raza o estatus social o incluso intentamos ver con buenos ojos a la clase política, aunque no hagan méritos para ello, conocemos que sigue habiendo una importante brecha entre hombres y mujeres en el sector laboral.

 

Porque, si nos atenemos a la ganancia media anual de una trabajadora en Canarias, ésta se situó en 2011 en torno a los 17.824,94 € frente a los 3.265,92€ obtenidos por un trabajador varón. Este dato, según el Instituto Nacional de Estadística supone un 15,5% menos para las infravaloradas féminas.

 

Y fíjense que bastante ha llovido desde que la penalista Concepción Arenal insistiera en múltiples ocasiones en el año 1872 en que el papel de madre y esposa eran fundamentales en la vida de las mujeres pero aseverando que la experiencia de la vida femenina no podía centrarse en el ejercicios exclusivo de ese rol. O la diputada del Partido Radical, Clara Campoamor, quien defendiera la concesión del sufragio femenino sin ningún tipo de limitaciones en el proyecto de Constitución de la Segunda República.

 

Así que tras tanto luchar y como destacaba al comienzo de esta exposición, ¿por qué las mujeres cobran menos que los hombres? ¿Es que acaso una mujer no puede desempeñar las mismas funciones que hace un hombre o incluso mejorarlas? O simplemente es una manera de mantener a raya al sexo femenino para que no adquieran demasiado poder.

 

Se me antojan infinidad de argumentos y muchos de ellos pasan por el menosprecio que sienten aquellos por las mujeres a la hora de establecer un baremo salarial pero mucho peor cuando los que lo hacen atienden únicamente a que no pueden tolerar que una mujer cobre más que un hombre simple y llanamente porque esto atenta contra su hombría.

 

Sinceramente, a mi me encantaría que mi mujer cobrara mucho más que yo, porque estoy seguro de que si realmente sabe desempeñar su labor independientemente de su género, ese sueldo está bien ganado. Ahora solo falta que tenga mujer porque mi salario es más que superable por cualquiera.

 

Pero si queremos vivir en una sociedad equitativa en la que reine un respeto real, afrontemos la situación y dejemos de establecer ese tipo de barreras entre hombres y mujeres porque como dijo Mahoma: Dale al trabajador su salario antes de que se haya secado el sudor de su frente, frase a la que añadiría, y que ese salario sea igual para todos y todas.

 

Esta es la crónica habitual de un día como otro cualquiera…


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