La noche es agradable, después de cenar en un mexicano, cogidos de la mano, caminan despacio por la gran avenida, conversando y riendo. Bea saluda a una vieja amiga, esta la mira con un tanto celosa, Oscar tiene muchas admiradoras, pero desde que conoció a la niña, para él no existía nadie más. Llegan a la playa, Bea, eufórica, se quita los zapatos, quiere caminar descalza por la arena, Oscar, la dibuja con la mirada, la desea locamente, no puede evitar correr tras ella, abrazarla, besarla apasionadamente, ella, le mira sensual, nuevas sensaciones recorren su interior, le resulta agradable, la hacen sentirse mayor.
Sentados tras una rocas, Oscar no consigue controlarse más, necesita liberar sus instintos, se deja llevar, Bea no se resiste, también arde por dentro. Por primera vez hacen el amor, con tanta pasión como dos adultos, entre gemidos y caricias susurran tiernas palabras, al acabar de amarse, Bea, desnuda, sin pudor, corre hacia el agua emite destellos de felicidad, Oscar la contempla, aun la ve más bella, la sigue, necesita tenerla cerca, a la luz de la luna, desnudos, juegan en el agua. Apunta la luz del día, es hora de regresar a casa, pues está a más de una hora de paseo. Caminan despacio, como si quisieran inmortalizar esa noche tan especial .Llegan frente al portal de Bea, ocultos entre los árboles, se despiden besándose locamente, por la tarde se encontrarán nuevamente, serán tan solo unas horas separados, aunque les parece eterno. Bea vuelve la cabeza antes de entrar a casa, le regala una sonrisa enamorada.Ya en su cama, no logra conciliar el sueño, recordando su primera vez, recibe un mensaje al móvil, es Oscar, ‘te amo'. Con esas palabras feliz se dormirá.Magda Jardí ©Derechos reservados