Esta sensación surge des el primer momento en que la ven, cuando comienzan a pensar si estará a la altura de sus posibilidades o si al acercarse quedarán simplemente en ridículo. Estudian cuidadosamente su forma de comportarse, el entorno y como reacciona ante otros caballeros más valientes, antes de animarse a dar el paso. Claro está que muchas veces las cavilaciones les hacen perder la posibilidad.
Cuando finalmente se acercan y con éxito consiguen intercambiar algunas palabras con ella y llamar su atención. Inmediatamente empiezan a pensar si se tendrá la capacidad de mantener su atención y de no perderla ante otro ejemplar del sexo masculino. Surgen los celos y los deseos de matar a todo el mundo que la mira, más aún a aquellos que gritan al pasar: “Linda, ¿qué haces con ese espantapájaros (o insultos peores)?”. Obviamente no suelen responder, saben que las chicas odian las peleas.
Más allá de todas las ideas inhibitorias, está la mirada de los amigos, quienes estudian con detalle la situación dispuestos a cargar al desafortunado que termine siendo tachado. Esto también genera un clima de tensión que le impide al galán poder ser él mismo y desenvolverse con naturalidad. A su vez, a ellos se suman las miradas de las amigas de ella, que con descaro se ríen y comentan en voz alta todo lo que está sucediendo entre su amiga y el muchacho.
Como si esto fuera poco, siempre están presentes los conocidos y traicioneros nervios que hacen al hombre decir cosas sin sentido como: “Ah, ¿te llamas Barbara?, mira vos, porque estás bárbara” o “¿Las de Libra se enamoran de bajitos como yo?”. O caso contrario, a sumirlos en eternos silencios que tampoco favorecen la conquista.
Por estas razones es que muchas veces lo hombres prefieren decir piropos lejanos a las chicas lindas. De esta manera, algo patética, siente que al menos “hizo el intento” y evita que su conciencia le reproche no haber aprovechado la oportunidad.
¿Por qué a algunos hombres los inhiben las chicas lindas?
Pero esta situación tiene una explicación más allá de las cosas que pasan por la cabeza del hombre, de los nervios y de la influencia de amigos y amigas. Parte de la dificultad está también en la actitud adoptada por la llamada “mujer linda”.
Esta femme fatale suele buscar en los demás la perfección que siente que hay en ella y no tienden a ayudar a los hombres en la difícil tarea de seducción. Simplemente observa y espera que él haga una buena tarea y la enamore. La situación empeora si además de bella, ella es una profesional exitosa.
Suelen, además, ser defensoras febriles de los derechos y la emancipación femenina, por lo que no toleran ni el más mínimo chiste, gesto o comentario que pueda contener un atisbo de machismo. Esta cuestión empeora la cuestión, ya que muchas veces tienden a exagerar y a malinterpretar ciertas señales de los hombres, lo que las hace sentirse ofendidas sin razón.
Al respecto, la la psicóloga Ximena Arrué explica la situación de la siguiente manera: “Por un lado tienen un buen poder económico, se visten a la moda, se preocupan de su cuerpo y mente, toman decisiones y son directivas. Pero de alguna manera se ponen esas expectativas de “exijo porque yo soy” y según eso pretenden una perfección que nunca llega, buscando parejas perfectas sin que se consigan buenos resultados”.
En este sentido, a este tipo de mujeres les cuesta tener expectativas realistas respecto a su pareja y a una relación. Quieren que todo sea perfecto y no aceptan los defectos. Sentirse constantemente juzgado y analizado es otra razón para que el hombre se inhiba y no sea él mismo.
Por otro lado, la experta señala que, además de inhibición, este tipo de mujeres crean sensación de inferioridad e incomodidad. “Temen fracasar y quedar en ridículo, les produce inseguridad y creen que no podrán ganar, temiendo quedar fijados en un segundo lugar”, aclara.
Caliginefobia: el miedo a las mujeres hermosas
Si bien esta situación puede superarse, para muchos hombres es difícil de sobrellevar. En esos caso el temor y la inhibición llegan a tal punto que puede convertirse en una fobia conocida como caliginefobia o miedo a las mujeres hermosas.
Esta enfermedad les impide a algunos hombres acercarse a mujeres que consideren lindas, tanto si quieren conquistarlas como si sólo se tratan de amigas, compañeras de trabajo o de hasta familiares. Se reconoce por ciertos síntomas como sudoración, sequedad en la boca, falta de aliento, respiración entrecortada, nauseas y hasta mareos.
El malestar no surge porque si, sino que se relaciona a una mala experiencia pasada con una mujer hermosa que hizo que el cerebro relacione a este tipo de persona con la idea de peligro. Pero por suerte hay tratamientos médicos efectivos para curar este mal.
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