Al comienzo de la guerra y tras la invasión de Polonia y la caída de Francia y los Países Bajos daba la impresión de que la Luftwaffe alemana era un arma formidable, pero a pesar de los éxitos, cometió importantes errores.
La Luftwaffe ya había adquirido notable experiencia con sus excelentes aparatos durante la Guerra Civil española, al ayudar a los alzados contra la República, y se midieron con los aviones soviéticos. Pero a pesar de ello tenía problemas organizativos.
Por ese planteamiento “terrestre” de la fuerza aérea, no se tuvo realmente en cuenta el bombardeo pesado a larga distancia. Esto le costó caro cuando atacó Gran Bretaña. El bombardeo en picado era ineficaz y los bombarderos convencionales tenían limitado radio de acción.
Göring le prometió a Hitler que doblegaría a la RAF para que la Operación León Marino (la invasión de Gran Bretaña) fuera un éxito. Pero subestimó a la fuerza aérea británica y tomó decisiones fatales.
La ventaja de la RAF radicaba principalmente en que combatía en su propio espacio aéreo, lo que le hacía ahorrar combustible, mientras que la Luftwaffe debía volar entre 80 y 160 kilómetros antes de poder entrar en combate o lanzar sus bombas. Los británicos disponían, además, de sistemas de detección temprana como el radar mucho más eficaces que los alemanes.
El mayor error cometido por Göring durante la Batalla de Inglaterrafue el cambio de estrategia. Paso de bombardear los aeródromos y las instalaciones de la RAF, que llegó a estar prácticamente aniquilada, al bombardeo de las ciudades. Este cambio dio la oportunidad a los británicos de recuperar su fuerza aérea, que acabó doblegando a la Luftwaffe.
En la Unión Soviética fue en donde la debilidad de la Luftwaffe se hizo más patente. Lo más destacado era la incapacidad de poder fabricar aviones al ritmo que se necesitaban. Como con Polonia o Francia el comienzo de la Luftwaffe en la Operación Barbarroja fue tremendamente eficaz. El primer día destruyó más de 1200 aparatos soviéticos, pero según avanzaban las tropas del Heer a través de los vastos territorios rusos fue cada vez más difícil para la Luftwaffe atender las peticiones de apoyo de las fuerzas terrestres, lo que se agravó con la llegada del duro invierno. Había cada vez más peticiones de aparatos y las fábricas no cubrían la las necesidades. Hitler no ordenó poner a la industria en producción de guerra total hasta el año 1943, lo que afectó a la Luftwaffe con el añadido de invertir grandes cantidades de marcos en el desarrollo y fabricación de las V-1 y V-2.
Británicos y estadounidenses demostraron con claridad la eficacia de los bombarderos pesados de largo alcance que permanecían tranquilamente estacionados en Gran Bretaña sin el peligro de los inexistentes bombarderos pesados alemanes.
Para saber más:Días de Infamia: Grandes errores militares del siglo XX, de Michael Coffey
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