Sin embargo, en sus orígenes fue una jornada bastante tumultuosa.
En 1884, la Federación Americana del Trabajo se impuso la meta de pedir la jornada de ocho horas, y escogió el 1 de Mayo de 1886 como la fecha de inicio de esa reivindicación. En esos años, en Occidene había jornadas de 10 y 12 horas diarias.
Días después 15 policías murieron al explotar una bomba lanzada por los sindicalistas. Cinco sindicalistas fueron ahorcados. Tres condenados a prisión perpetua. La Internacional Socialista se propuso en 1889 reivindicar la jornada de ocho horas para todos los obreros del mundo, y se haría mediante una gran manifestación en todos los países en honor a los Mártires de Chicago. Se proyectó que sería el 1 de Mayo de cada año.
El día del Trabajo entre rusos y alemanes
Después de la Primera Guerra Mundial, se aceptó la jornada de ocho horas como un objetivo universal. No fue tan fácil instituir el 1 de Mayo como día de huelga porque se oponían rudamente las empresas y desde luego, no pagaban ese día de fiesta.
La Unión Soviética, bajo Lenin, decretó el 1 de Mayo día de paro nacional. Hitler llegó más lejos porque fue el primer país en decretar que el 1 de Mayo fuera un día de paro, el Día del Trabajo, obligando a las empresas a abonar ese asueto a los trabajadores, pero suprimiendo los sindicatos. Francia le imitaría obligada por Alemania durante la ocupación en 1941. Hoy día, es una jornada de huelga pagada en casi todo el mundo.
Paradójicamente, en EEUU no se celebra ese día sino el primer lunes de septiembre, el Labour Day.