Desde hace décadas hemos asociado el poseer un automóvil propio a un signo de mejora en nuestra calidad de vida. Hoy en día, entendiendo los aspectos nocivos para el ambiente (como la polución y el uso de combustibles fósiles) sumado a los costes de su mantenimiento y uso, la decisión empieza a tener aristas que tal vez antes no consideramos antes.
Además si disfrutamos viajar, como es nuestro caso, el automóvil es un gran limitante, debido a que tenemos que reducir nuestros viajes a dónde nuestro coche nos permita llegar ó descartar la posibilidad de ir con él.
- Libertad: Podrás planificar tu viaje sin restricciones y con los horarios que creas más convenientes. Incluso muchas agencias permiten recoger el coche en una ciudad y entregarlo en otra.
- Movilidad: Podrás recoger tu vehículo en cuanto llegues al aeropuerto o casi cualquier estación de tren y conducir hasta tu hotel sin necesidad de pagar un taxi o autobús.
- Ahorro: Muchas veces (sobre todo en las grandes ciudades) alquilar un coche por día es más barato que hasta viajar en transporte público.
- Comodidad: Según el viaje puedes elegir un pequeño descapotable para pasear por las calas de Ibiza con tu pareja o un coche familiar para viajar con toda la familia atravesando Europa.
- Seguridad: Imagina quedarte tirado con tu propio coche en medio de la nada, en plena Francia y de noche. Imagina lo mismo, pero contando con la asistencia en carretera de 24 horas que suelen brindar los vehículos de alquiler.