¿Por qué Cupido tenía flechas de oro y plomo?

Publicado el 14 febrero 2022 por Tdi @RLIBlog


En la Metamorfosis, Ovidio contó el mito del dios Apolo y la ninfa Dafne, pero añadió un detalle singular: dos tipos de flechas para Cupido. Las flechas de oro inflamaban el corazón y lo llenaban de amor, mientras las de plomo generaban rechazo y pérdida del deseo. Como consecuencia, Dafne huyó de Apolo y rogó ayuda a su padre, convirtiéndose en un laurel. Ahora bien, ¿por qué Cupido tenía ese arsenal? ¿por qué oro y plomo?


Eros comenzó a usar flechas en el arte y la literatura en torno al siglo V a.C. Su primera aparición en la literatura sería en Ifigenia en Áulide de Eurípides, donde usa dos tipos de flechas, aunque ninguna provocaba pasión amorosa. Mientras una producía satisfacción, la otra desembocaba en una agitación o pasión desatada que impedía razonar. Esta última podría ser compatible con la recibida por Apolo que, a pesar de ser un dios de la profecía, la medicina y la poesía, no fue capaz de ver el destino de Dafne, de sanar su mal de amores ni componer un poema digno de su posición. De hecho, con ello, Eros lo superó en su cuarto dominio: la arquería. Así demuestra que la medicina no puede superar al amor.

Esta acción era una respuesta a la burla de Apolo cuando vio a Cupido con un arco, ya que, tanto en la literatura griega como en la poesía romana, su herramienta era un antorcha que encendía la pasión, como la usada con Dido en la Enéida de Virgilio. Además, la reacción de Cupido tiene connotaciones sexuales. Con su flecha de oro brillante y afilada, Cupido penetra a Apolo hasta la médula, volviéndolo pasivo, impotente e, incluso con la perspectiva de la época, femenino. Por otra parte, las flechas romas de plomo apenas rozan a Dafne, permitiendo que así conserve su virginidad, aunque sea renunciando a su forma femenina.


El oro, la plata, el cobre o el plomo eran metales usados en los ritos mágicos en torno al Mediterráneo. Gracias a su abundancia y maleabilidad, el plomo era un material habitual para las tablillas de maldición, que contenían condenas e imágenes y se enrollaban, pinchaban con un clavo, se enterraban o se arrojaban a un río o pozo. Los motivos de las condenas eran múltiples, como los enfrentamientos laborales, deportivos, legales y, por supuesto, amorosos. Estos son bastante explícitos y pueden exigir tanto que la persona amada sea arrastrada y obligada a formar una unión como a condenarla a unirse con otra indeseable. Dado que el fuego era el símbolo del amor, en estas maldiciones a veces se pretendía transmitir el frío del metal las pasiones. Esta relación está presente incluso en tratados médicos contemporáneos. De hecho, la cerusita o carbonato de plomo se usaba como anticonceptivo. En las obras de Ovidio, el plomo se usa en tuberías, en ataduras mágicas y armas, generalmente arrojadizas, por lo que se demuestra que el autor estaba familiarizado con sus usos.

En cambio, el oro, la plata y, a veces, el cobre se usaban en amuletos para protegerse del mal. Sobre una de las caras se inscribía su propósito, que solía ser para evitar o curarse de una enfermedad. Por lo tanto, además del contraste con el plomo, las flechas de oro eran un arma irónica para maldecir al dios de la curación con un metal cuyo efecto está bajo su dominio, reincidiendo en que ha perdido lo que tenía y no podrá obtener lo que quería. Aunque es la primera vez que las usa Cupido, las flechas de oro ya se habían usado en Ío de Licinio Calvo.

En la versión de Ovidio del mito, la acción sucede en Tesalia, tierra asociada a la magia, especialmente mujeres especializadas en la magia erótica. Sin embargo, la razón decisiva para situar la escena aquí pudo estar en Medea. Según Eurípides y Apolonio de Rodas, Medea recibió un flechazo de los Erotes y se enamora de Jasón, casándose con él en Yolco, Tesalia, pero maldiciendo posteriormente a su futura esposa en Tebas.

    Wickkiser, B. L. (2018). Cupid's Arrows: Lead, Gold, Magic and Medicine in Ovid, Met. 1.452-567. mnemosyne, 71(1), 100-124.