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Por qué donde tú ves “cambiar el mundo” otros ven “postureo”

Por Lorena White @lorenagwhite

Resulta que cuando uno habla de cambiar el mundo, siempre hay alguien, no muy lejos, que le dice que es imposible, que los grandes cambios son imposibles de realizar y, lo que es peor, que eso de cambiar el mundo es puro postureo.

Porque querer cambiar el mundo puede verse como un objetivo bastante pretencioso. Pero claro, es mejor verlo así, porque entonces no hacer nada está justificado. Porque si algo es imposible, ¿para qué molestarse? Porque creer que los pequeños cambios a gran escala no generan cambios mayores, es lo cómodo, lo fácil.

¿Cuánta gente crítica con los cambios ha intentado cambiar algo alguna vez?

Fíjate en aquellas personas que tachan a otras de ilusos, de posturetas, de optimistas sin remedio, de tener un pensamiento casi infantil. Probablemente, ninguna de esas personas se ha planteado, jamás en su vida, cómo podría cambiar el mundo. Y por eso les resulta fácil atacar a quien sí se lo ha propuesto alguna vez. Porque la vida se ve mucho más sencilla desde la barrera, en la distancia. Porque en el momento en el que uno se plantea que un pequeño cambio en cada habitante del planeta, puede generar un cambio enorme a nivel global, se asusta. Porque pierde el control sobre sí mismo, porque ya tiene que empezar a pensar en los demás.

Sólo podemos cambiar el mundo si cambiamos nosotros mismos. No creo que nadie pueda cambiar el mundo exterior si no cambia su mundo interior (Rodger Hodgson)

Y pensar en los demás, en las generaciones venideras, en el planeta o en el clima, o en una pequeña comunidad de vecinos, implica tener que pensar fuera de la caja, alejarte de tu zona de confort. Porque implica alejarse de paradigmas y prejuicios, y sobre todo, hacerse preguntas. Preguntas de las que, quizá, no nos guste saber la respuesta.

Espera un momento. Puede que tú seas de este tipo de personas. Y puede que no te plantees la posibilidad de cambiar el mundo porque, en su día, lo pensaste, te preguntaste qué podías hacer tú, y una vocecilla en tu interior te dijo: "¿Pero qué dices? ¿Estás loco? Cambiar el mundo es imposible, vuelve a tu madriguera mental y cierra la boca".

La primera persona con la que vas a tener que lidiar eres tú mismo

Y tú, dócil, vuelves a tu madriguera y cierras la boca. Porque la primera persona con la que tienes que lidiar, es contigo mismo. Y pocas cosas hay más incómodas que descubrir que llevas años defendiendo una postura con la que ya no te identificas, modificando tus creencias y, en definitiva, que te toca evolucionar.

Es por eso de que la primera persona que se interpone entre tú y los cambios que quieres ver, eres tú mismo, por lo que, para cambiar el mundo, no se necesitan muchas cosas. Ni mucho dinero, ni mucho tiempo libre, ni mucha influencia. Bueno, quizá se necesite mucho de algunas cosas: como ganas, como voluntad.

El cambio en el mundo, entonces, empieza por ti. Lo dijo Gandhi y ahora te piensas que su frase de "sé el cambio que quieres ver en el mundo" es una frase manida de Mr. Wonderful. Lo dijo Martin Luther King, que sugirió que quien quiera cambiar el mundo debe empezar cambiándose a sí mismo. Lo sugirió Tolstoi, cuando mencionó que "todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo". Pero es mejor (más cómodo, en realidad) apuntarnos cualquiera de estas citas en un cuaderno, y tenerla ahí, como el recuerdo (inútil) de una utopía.

El cambio empieza en ti: 5 pasos para empezar

  1. Elige algo: el país, el clima, el gobierno, el orden de tu casa, tu humor los lunes... Lo que sea.
  2. Qué puedes hacer tú: una vez que hayas elegido algo, piensa qué puedes hacer tú para cambiarlo. Qué parte depende de ti y qué parte depende de alguien/algo más.
  3. Pequeñas acciones: ponerte objetivos demasiado grandes hace que no estén en tus manos de forma inmediata y que sea mucho más cómodo renunciar a ellos. Si todavía te cuesta lidiar con tu fuerza de voluntad, marca tu cambio a través de pequeñas acciones: tener más paciencia, sonreír por la mañana, dar siempre las gracias, no enfadarte con tanta facilidad, empezar a reciclar.
  4. Contagia el virus: los cambios personales son importantes para empezar a cambiar el mundo, pero resultan mucho, muchísimo más gratificantes, cuando uno contagia ese deseo de cambio a los demás. Las cadenas de favores, por ejemplo, funcionan un poco así, pero en realidad puedes contagiar tu cambio personal a los demás de muchas formas. Hoy en día, en la era de Internet (con las redes sociales o plataformas como Change.org), lo raro sería que no supieras cómo hacerlo.
  5. Crece y deja que fluya: una vez que tu pequeño cambio personal esté implementado en tu vida, casi como un hábito, toca ir hacia otro cambio, quizá esta vez un poco más grande que el anterior. Esto te hará crecer. ¿Y si después de tanto esfuerzo se da el (improbable, ya te lo digo) caso de que no notes siquiera una mejora a tu alrededor? Pues deja que fluya, acepta el fracaso como aprendizaje, y vuelve al paso 1.
POSDATA:

Este post no es postureo. Si realmente a terminar de leer has pensado que lo es, es que este blog, en general, no es para ti. Si, por el contrario, te ha inspirado a hacer pequeños cambios en tu día a día, ten claro lo siguiente: esos pequeños cambios, implementados de forma consciente y con intención en tu vida, provocarán un cambio a una escala más grande.


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