En realidad este post va sobre Imperio, una serie europea en stand by de Fantasía pese a que se la califique de steampunk. Si nos ponemos estrictos no es tal aunque lo parezca mucho ya quese subgénero cae en lo que se conoce como victorianismo tardío (3º/3 del XIX), y la historia del cómic transcurre antes de que los padres de la reina Victoria se casasen. De hecho, antes de la 1ª edición de Frankenstein o el moderno Prometeo. Además esta saca a Mary Shelley (de una forma que a la pobre le horrorizaría, hay que tener más respeto por los muertos incluso cuando ya no tienen descendientes vivos) mayor de lo que en realidad era en el año en que transcurre la historia del cómic y haciendo de Lovelace (la hija del famoso Byron no la actriz porno:), y muchos de sus personajes no están basados en personas reales del XIX sino en personajes literarios de novelas del XIX (no sé si todas escritas durante la época victoriana).Así pues creo queste cómic es de Fantasía con algo de ucronía y algo quevoca al steampunk. Por tanto, cuidado puristas :D!
Seguramente no he empezado bien el post pero el caso es que la historia de Imperio acaece en 1815 en una Tierra en la que Napoleón una vez instalado en Egipto y aislado de Francia decidió ir a por el Imperio turco en vez de abandonar la tierra de las pirámides y volver a la France. Esto dio un imperio a los franceses pues, naturalmente, los turcos no pudieron hacer nada contra el pequeño corso y su ejército (ya sólo se puede hablar del imperialismo en la Fantasía), de tal modo que la guerra entre Wellington y Napoleón no se da en Bélgica sino en la India de principios del XIX. Una fragmentada donde los estados autóctonos convivían con las colonias inglesas, francesas y portuguesas y como en ntro. pasado sufrían la 3ª parte de la Guerra de los Cien Años a pesar de que ni ingleses ni franceses eran (desto ni una palabra en el cómic). Esto es el punto de partida duna atractiva, singular e imaginativa seudoucronía muy francesa (es curioso como el lector español consume obras históricas de otros estados pero del suyo no, y no lo digo por nacionalismo, yo soy el 1º que pasa de la Historia dEspaña, sino por la tradicional alergia del español a la Historia, más si es la de otro). Este rollo local se neutraliza mediante la Fantasía (muchos personajes son ingleses y por ello internacionales, por ejemplo su prota es un Mowgli) y lo que he llamado steampunk, que aquí no es más que la inclusión en el relato de máquinas fabulosas que en general son ideas locas de inventores del principio del siglo XIX que jamás existieron porque en su momento ni había tecnología para hacerlas realidad ni un conocimiento científico serio que pudiese diferenciar las locuras de lo estrictamente posible.
Este es el maravilloso y exótico (sobre todo para un español pues él ni conoce la India ni Francia ni el XIX) entorno donde Pécau (el guionista) se monta una historia convencional y pelín machista (los franceses son aún así -bueno, esto tiene más de 10 años- sólo hay que ver la BD que producen y que aquí nos sirven con gran éxito de crítica y público), PERO muy dinámica y con giros sorprendentes donde cabe todo (sale hasta el yeti). Por ello en ella destaca tanto la habilidad como el conocimiento sobre el siglo XIX que demuestra su creador. Esto es lo que más me ha gustado del guión, y además es la clave de su bondad, ya que es lo que hace nuevo y diferente un relato que va de tópico en tópico protagonizado por personajes unidimensionales menos los femeninos, que resultan ambiguos
al estar fuera de lugar pues responden a estereotipos masculinos pero su mera presencia critica una realidad injusta y belicista. Así pues Pécau ha sacado en la creación del mundo un sobresaliente y en el relato un mero suficiente. Por tanto es una pena que la cosa se quede en un notable pelao pues podía dar más.