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¿Por qué el biometano no se potencia en España?

Publicado el 25 enero 2022 por Sermau
¿Por qué el biometano no se potencia en España?

Restos de comida, estiércol, cáscaras, cortezas, restos de podas, maderas inservibles… ¿saben dónde van a parar? Pues como el resto de las basuras no clasificables, a los vertederos o a los centros de incineración. ¿Y si les digo que con ellos se podría producir hasta un 40% del gas que necesitamos?

Efectivamente, generamos un problema cuando podríamos evitar basuras, malos olores y humos contaminantes de las quemas consiguiendo buena parte del gas que necesitamos sin tener que acudir a los “amigos” argelinos o rusos. ¿Cómo? Con el uso del biometano.

La descomposición de los restos que les comentaba (biomasa) controlada en ausencia de oxígeno produce biogás. Ese combustible ya puede producir electricidad al quemarlo, pero sometido a un proceso de depuración, puede convertirse en biometano, con un porcentaje de metano por encima del 96%. A partir de ese momento, además de poder quemarse, se puede inyectar directamente a los conductos de gas natural o utilizarse como biocombustible para el sector del transporte, especialmente en aquellos vehículos con una electrificación muy difícil (camiones pesados de largo recorrido, barcos…).

España es, sólo por detrás de Francia, el segundo país con mayor potencial en la producción de biometano teniendo en cuenta la disponibilidad de las materias primas y su rendimiento de conversión. Les pongo un ejemplo: cuando viajen por carretera, cuenten las columnas de humo que salen de nuestros campos por las quemas de los restos agrícolas. Millones de toneladas convertidas en humos contaminantes que bien podrían utilizarse en biometano verde.

¿Por qué el biometano no se potencia en España?

En Europa, a finales del 2020, existían 992 plantas de biometano: 306 en Francia, 242 en Alemania y en España apenas 5. Se espera que antes de finalizar 2022, habrá ya 12 plantas y 30 más estarán en proyecto o en fase de construcción. Si todo va bien, en 2024 tendremos 64 plantas operativas; una quinta parte de las que ya tienen en Francia.

Al parecer, el Gobierno ha propuesto una hoja de ruta para esta tecnología, aunque todavía no se ha publicado ni el borrador. Tampoco se sabe nada de un sistema de garantías de origen para estos gases renovables y, para más inri, carecemos de un marco regulatorio que permita crear un mercado propio de biometano, obligando a las empresas que lo producen a comercializar esta energía verde fuera de nuestras fronteras.

¿A qué esperan? Como de costumbre: sobra de anuncios rimbombantes y falta de trabajo responsable. Así nos va.


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