Defendía yo la tesis de que no podemos explicar por qué el universo tiene las leyes que tiene (pues explicar una ley es deducirla a partir de otra más general y tal vez más simple, y cuando conociéramos TODAS las leyes, entonces por definición -por definición de "todas"- no podríamos explicar por qué cumple ESAS, pues para hacerlo necesitaríamos averiguar OTRA a partir de la cual deducir las que conocemos... ¡y ya hemos supuesto que conocíamos TODAS, así que no hay OTRA a la que recurrir!), y no sólo eso, sino que, cuanto más expliquen nuestras teorías más fundamentales, más improbables serán dichas teorías (es decir, más "falto de explicación" será el hecho de que el universo sea así, o sea, que obedezca esas teorías, en vez de ser de otra manera, de entre todas las INFINITAS maneras en que podía haber sido)..Esto último se sigue de un teorema elemental de la teoría de la probabilidad: si A implica B, entonces la probabilidad de B es al menos tan grande como la de A (digamos que el mundo tiene más posibilidades de ser como lo que dice B -p.ej., que se cumplen las leyes de Kepler- que ser como dice A -p.ej., que se cumplen las leyes de Newton; pues un mundo en el que se cumplan las leyes de Newton será inevitablemente un mundo en el que se cumplan las de Kepler, ya que éstas se deducen de aquéllas, pero hay mundos concebibles en los que se cumplen las leyes de Kepler pero no las de Newton, pues aquéllas se podrían cumplir por algunas otras razones). Por lo tanto, si conocemos cada vez más leyes empíricas (digamos, "hechos" sobre la naturaleza), entonces las teorías que expliquen dichas leyes tendrán, como máximo, una probabilidad a priori (digamos, la cantidad de mundos posibles donde se cumplen esas teorías, partido por la cantidad de mundos posibles totales) igual a la probabilidad a priori de la proposición que afirma que se cumplen todas y cada una de las leyes empíricas explicadas por esa teoría.
Enrólate en el Otto Neurath