Hay dos tipos de teorías sobre las causas del envejecimiento. Por una parte, están los que dicen que el envejecimiento se produce a causa de un conjunto de acontecimientos aleatorios que perjudican al organismo y la célula y que no se pueden predecir. Es decir, nos hacemos viejos, porque con el paso del tiempo y la exposición a todo lo que nos ocurre a lo largo de la vida, nuestro cuerpo se va estropeando.
Por otro lado, están las teorías que dicen que el envejecimiento es un acontecimiento programado por nuestra genética. Pensar en ello es estremecedor, estamos programados para morir. Esto, tiene sentido desde un punto de vista evolutivo, crecer, reproducirse y morir, para de este modo dejar paso a las nuevas generaciones, que serán, en teoría, mejores que las anteriores.
Dentro del primer grupo de teorías, las del daño fortuito, nos encontramos con que parte de ellas son debidas a las mutaciones en el ADN causadas por los errores en la replicación y la exposición a ciertos agentes cancerígenos como puede ser algo tan cotidiano como el sol. Otra teoría sostiene que la causa es la oxidación de las enzimas, causadas por radicales libres o por ciertos metales presentes en nuestro organismo. Orgel en 1963 propuso la teoría del error catástrofe, consistente en el hecho de que un error en la síntesis de una proteína que ayuda a sintetizar otras proteínas, causaría una serie de errores acumulativos que acabarían en una catástrofe. Respecto a los radicales libres, también se podría decir que es algo programado ya que se producen en la mitocóndria y se liberan cuando su ADN sufre lesiones. Sería una especie de reloj interno.
En el segundo gran grupo de teorías, las que entienden el envejecimiento como un acontecimiento programado por la genética, en vez de centrarnos en los mecanismos concretos tenemos que pensar más profundamente en la historia de nuestra evolución teniendo claros ciertos mecanismos.
La evolución actúa sobre la descendencia de los individuos, en cantidad y calidad. Si estos individuos llevan un gen perjudicial que actúa tras su periodo de fertilidad, la evolución no actúa sobre él. Esto nos dice, que estamos hechos para vivir, como máximo, nuestra edad fértil. A partir de ahí ya no estaremos optimizados, tendremos fallos no depurados por millones de años de evolución. Un buen ejemplo sobre esto, es la pleiotropía antagónica, genes que nos producen un gran vigor juvenil, para salvaguardarnos durante nuestro periodo fértil, pero que una vez dejamos de serlo, producen efectos perjudiciales. De nuevo, sería un gen que estaría favorecido por la evolución pero que sería perjudicial para nosotros.
En definitiva, son muchas las causas del envejecimiento, pero llegando a la raíz del asunto, la principal es que la evolución, ha favorecido a la transferencia de nuestros genes por encima de cada individuo, por tanto, en cuanto los hemos transferido, se olvida de nosotros.
Orson López