“Querida Lara,Lamento escribirte de esta forma, pero me pareció la más segura, lo sé, es ridículo, pero eso no importa ahora. El asunto es este: mi madre me ha prohibido ver a mi padre esta semana, pero como sabes y me conoces a mí siempre me ha gustado visitarlo, así que me he escapado de casa. Solo quería que lo supieras, y que en caso de que ella llame le digas que estoy bien que regresare al final de la semana. Es lo único que te pido.Tu prima: Shila”
Esta era la cuarta carta que recibía de Shila en el año. Suele dirigirse a mi cuando hace de las suyas y no entiendo porque. Aun así nunca la he traicionado. Después de todo es la única prima que tengo y conozco. De la familia de mi padre nunca he sabido nada, ni siquiera si aún viven.Sonreí y guarde la carta en su sobre de nuevo.De paso compre mi almuerzo en subway y comí mi submarino en toda la trayectoria de regreso a mi casa.Mientras entraba y salía para guardar las compras escuche el pitido de mi teléfono indicando la llegada de un nuevo mensaje. Hice un espacio y lo revise.
No me sorprendí, mi padre tendía desaparecerse cada cierto tiempo, a veces pasaba meses sin saber de él. Y por alguna razón así era mejor. Tanto mi madre y yo nos sentíamos más cómodas con el fuera de casa, lo que no debería de ser así. Pero como sabrán, mi familia es disfuncional.Los recuerdos de mi infancia de resumen de la siguiente manera:Cada año una vez al mes, mi madre me inscribía en clases de piano, supongo que de eso no me puedo quejar porque no es tan malo como las clases de gimnasia, algo que me negué a continuar cuando cumplí los doce.De hecho cuando cumplí doce años deje muchas cosas que nunca me gustaron y solo hice por complacer a mis padres. La gimnasia, la natación (sé que es útil, pero terminaba muy cansada y me quitaba mucho tiempo) así que solo se lo básico, suficiente para sobrevivir. En cambio mi padre prefería que recibiera clases de defensa personal, que hacer en diversas situaciones de las cuales puede peligrar mi vida, y algo que mi madre no sabe. Mi padre me enseño a usar un arma a los catorce, después de haber sido asaltado en un barrio bajo, se obsesiono con que debía tener una. Pero claro, yo nunca he tenido que hacer ninguna de esas cosas. ¿Qué si las haría de ser necesario? Ni me detendría a pensarlo. Cada segundo bajo peligro cuenta, es mejor antes que lo peor suceda.Pero todas esas actividades solo se resumen en una cosa: ninguno de mis padres hace nada juntos, a simple vista puedes creer que son una pareja felizmente casada, lo cual no es así.Lo único divertido que hemos hecho como familia, es ir cada verano a la casa que mi padre compro en Jacksonville, Florida desde que tenía seis. Desde entonces, no hay nada que pueda denominar “actividad familiar”.Yo ya me acostumbre.Continuara