¿Por qué es malo ser diferente?: FEC, Capitulo 3

Publicado el 13 noviembre 2013 por Shannon P.j.
Sábado 10, de septiembre11:06 a.m.
—Por supuesto, ella me envió la carta ayer por la tarde.Bien, gracias cielo. Lamento que te involucre en esto siempre que discute conmigo. Pero me alegra, que al menos se moleste en informarle a alguien —, mi tía Clara hizo una pequeña pausa. Cada vez que Shila se iba la dejaba en una nube vacía esperando por ser llevada por el viento como el resto. No le gustaba la idea de que su única hija estuviera creciendo y se comportara de esa manera— por cierto, tu madre ¿llego ya?—Sí, ella está trabajando ahora, ya la conoces.Dios, Ginger nunca descansa —, exclamo como si reprendiera a mi madre por no descansar nunca (lo cual es cierto). Pues según mi tía Clara (quien es la mayor de las dos) mi madre siempre fue la chica estudiosa, que luchaba por conseguir un nivel de perfección, obviamente inalcanzable—. Bien, dile que se cuide. Hablaremos luego cielo. Hasta pronto.—Seguro, adiós tía.Dejo el teléfono sobre la mesa y subo a mi habitación. Se supone que hoy me toca trabajar pero por alguna razón mi madre me cubrirá. No quiso explicarme nada después de que le comunique el mensaje de mi padre. Lucia muy molesta por algo.Por tanto, no sabía cómo pasar el tiempo. Hice una lista de cosas absurdamente aburridas y corte las opciones por separados para enrollar cada uno y escoger el primero que agarrara. Luego de agitar mis manos, tome uno  y lo leí atentamente.“Caminar en el parque”.Inmediatamente me cambie y baje las escaleras con la tranquilidad más grande del mundo. Lo único que llevo es mi teléfono y las llaves de la casa. El parque Harmor, es uno de los lugares más pacíficos y solo queda a dos kilómetros de mi casa. Era una distancia considerable.Pero no me importaba, mientras más me llevara mejor, el tiempo pasaría y no tendría que esperar con ansias a que la noche llegara. Aunque eso significa que luego llegaría el domingo y el día siguiente.Los sábados son tranquilos, por lo general la mayoría se encuentra descansando en su casa o trabajando. Las calles están en silencio a causa del ausente embotellamiento. No hay conductores frenéticos porque saben que van a llegar tarde a sus compromisos, nada de insultos. Solo el sonido de los pájaros, los niños que juegan alegremente mientras que aún es verano, o hace calor.Fui caminando con tranquilidad hasta llegar al parque, era un lugar espacioso, lleno de árboles y arbustos por todos lados. La grama estaba muy bien cuidada pese al calor. Procure buscar un lugar con sombra, debajo de algún árbol frondoso y fresco. Me topé con una banca ubicada en el lugar perfecto.Note que a lo lejos de donde yo estaba, había un grupo de chicos de la preparatoria jugando pacíficamente un partido de béisbol, sencillo, sin sus uniformes, gorras ni protectores. Solo con sus ropas poco extravagantes, los guantes y bates. Era un grupo pequeño, pero pude reconocer a Dean Songle, Mike Harris, y Derek Kinner. Quien por su altura nunca lo podría llegar a confundir con nadie más. Del otro lado estaba el chico nuevo, Edd Filtch junto al británico Ian Dallas, y cuatro chicos más cuyos nombres y rostros no lograba distinguir.Simplemente me dedique a observar su juego, no es que quisiera hacerlo, pero deseaba haber traído mi cuaderno para recrear un buen momento. Además era bastante entretenido.
Durante una milésima de segundos gire mi cabeza para divisar los horizontes. Se me antojo un helado de vainilla cuando vi al vendedor con su carreta y de un salto me despegue de la banca. Cuando justo a mis espaldas un pequeño estruendo me sobresalto tanto a mí como a él, y me volví.Resulto ser que la pelota había dado donde yo estaba, justo en el lugar del cual me acaba de levantar.Aquello me asusto y no imagino que hubiera pasado de no ser por mi inexplicable antojo. Probablemente la pelota me habría noqueado, calculando la fuerza con la que fue lanzada y aterrizo. El impacto habría sido más que doloroso. Y en un caso extremo me habría conducido a la muerte misma.Una de las voces, no se de quien, me pedía que les devolviera la pelota. Yo por supuesto estaba molesta.Tontos —susurre, y tome la pelota y la arroje casi con una fuerza descomunal.Después de eso quise irme, no quería verlos más. Recordé porque no me simpatizaba ninguno de ellos. Ni siquiera Derek Kinner, quien se dice que es el más sensato y maduro de todos los alumnos de onceavo grado. Yo nunca lo he comprobado. Y las únicas veces que lo he observado actúa como el resto. La realidad es que él no esta en mi secciónasíque no lo conozco muy bien. Tan solo el onceavo grado tiene tres secciones distintas, algunas veces los horarios se entremezclan. Por eso mismo debo ver a Susan, pues de no ser por eso no la vería nunca.Solo tenía un problema. Para salir, debía pasar cerca de ellos, cosa que no me agradaba nada.Al final no tuve más opción que hacerlo. Procure caminar con firmeza y evitarlos a toda costa. Cualquier comentario, cualquier contacto visual. Lo que fuera.Oye —me dice una voz masculina, claramente alguno de ellos. Pero lo ignoro y continúo caminando a paso lento. De no ser por mí helado iría más a prisa— oye —vuelve a decirme la voz mucho más cerca. De pronto alguien me sujeta por detrás y me doy la vuelta—, lamento haber lanzado la pelota con tanta fuerza. Creo que ese helado te salvo la vida — dice bromeando con una sonrisa juguetona. Se trataba del simpático Derek. Tenía los ojos de un verde vivo, casi difíciles de ignorar, y el cabello castaño claro con una cascada ondulada. No era perfecta, pero atractiva. A él le quedaba bien.Si bueno, no importa ya. Si eso es todo… —me doy media vuelta de nuevo y sigo caminando hasta que por fin salgo de allí.Estoy consciente de que me equivoque con él. Quizás fui muy cortante.Lara mira hacia atrás, Derek solo le sonríe y luego regresa a jugar con el resto. ¿Qué fue eso?—pregunto Ian.Yo solo era amable ¿de acuerdo?
***Lunes 12 de septiembre9:45 a.m.
Estoy cansada. Apenas y puedo concentrarme en clases hoy y por eso agradezco que se haya programado una asamblea del comité de bienvenida.Aunque generalmente no le presto mucha atención a estas cosas, ya que Susan Evans, la presidenta del comité, tiende a anunciar lo del absurdo baile que se celebra en honor a nuestro regreso. En otras palabras el baile de bienvenida.Yo, por supuesto, nunca asisto.El director McLuhan se paró en la tarima y tomo el micrófono que estaba en la mesa. Y en seguida todos los alumnos guardaron silencio.Como sabrán hoy la presidenta estudiantil del comité de alumnos, les brindara información sobre el tan esperado —, hace una pausa para agregar emoción— baile de bienvenida. Hace una especie de reverencia hacia Susan y le da el micrófono. Ésta muy agradecida sonríe a medio mundo con su mágica sonrisa comercial, como los anuncios en la televisión.Muchas gracias director McLuhan. Como sabrán el baile será en dos semanas; para ser más exacta, el sábado veintitrés de este mes. Así que me gustaría informar algunos detalles importantes—. A Susan le llevaron un sujeta papel velozmente—. Primero que nada, las entradas ya están a la venta, pueden comprarlas en la caja de la escuela con la secretaria. Segundo punto: el tema será veraniego, en honor a época claro. Tercer punto: el baile lo  haremos aquí en el gimnasio —. Exclama emocionada—. Y como cuarto y último punto: la música estará a cargo de los chicos “The Runners” y las chicas de “Dinamic”.Después de eso último, la multitud comienza a aclamar a Susan. Las bandas que tocarían en la escuela, eran nada más y nada menos, que las bandas que se habían formado en la escuela gracias a los concursos de talentos algunos años atrás. En mi opinión, su música era asombrosa. Amabas bandas eran ahora muy exitosas en el mundo de la música, por lo tanto. Sería un honor que tocaran en nuestro baile. Como si fuesen una leyenda en nuestra escuela. Lo que realmente son.Luego de las esplendidas noticias, Susan agradeció la atención y el gimnasio se fue despejando poco a poco. Hasta quedar completamente vacío y en silencio.Sorprendentemente, en tan poco tiempo ya había basura de galletas, dulces, papeles y demás por el suelo.— ¿Cómo es eso posible? —me pregunte en voz baja.—No has visto nada —respondió una voz masculina—, te sorprendería ver cuanta basura queda después de los partidos.“Dean”Pese a ser el más bajo de su grupo de amigos (Mike y Derek), en comparación a Lara su estatura no era nada. Llevaba una camisa negra de manga corta, jeans oscuros y converse gris. Su cabello rubio tenía otro tono, una más obscuro a causa de la natación, pero hacia que sus ojos intensamente azules se destacaran en su rostro.— ¿Me hablas a mí? — pregunte con indiferencia. Dean sonríe como si quisiera reírse de mi pregunta, pero no lo hace. En vez de ello asiente mientras se agacha y se amarra los zapatos.Estando agachado no sabía si eso sería todo o debía irme. Puede que suene tonto, sin embargo yo no tengo ni la más mínima idea de cómo socializar amablemente sin parecer grosera o violenta y sobretodo descarada. Por tanto, desconozco cómo reaccionar ante situaciones como estas.Dentro de mí me preguntaba si Dean Songle me agradaba o no. Recordé velozmente cada detalle y las únicas veces en que habíamos hablado, fueron cuando choque con él en los pasillos (solo lo insulte) y el año pasado cuando me lo encontré indeciso en si comprar un árbol artificial o natural para navidad. — ¿No tienes clases? — ahora parecía que me estaba echando de allí.—No recuerdo mi horario —confesé. Eso es lo que iba hacer hasta que me distraje con la cantidad de basura. Quería ir a mi casillero para ver mi horario.Mi respuesta pareció tomarlo por sorpresa.—Ah, ya veo. Eso suele pasar cuando se inician la clases —comenta como si fuese algo tonto— bueno, deberías darte prisa entonces. No querrás llegar tarde, más de lo que ya es —dice y se acomoda la mochila de nuevo— nos vemos.“Pero que extraño”No le preste mucha atención y corrí hacia mi casillero. En ese momento me frustre cuando la combinación se me atasco en mi memoria. Mis dedos se hicieron torpes y yo lenta. Cuando conseguí abrirlo vi mi horario fugazmente y saque los libros de álgebra  Me tocaba con la Sra. Arely. De todos mis profesores era la que peor carácter y temperamento tenia. Si estaba llegando tarde era más que seguro que me enviaría a la sala de castigos. Corrí como loca hasta llegar al marco de la puerta, la cual estaba abierta. El resto me miro con desprecio, y por supuesto la Sra. Arely se me quedo viendo de la manera más infame posible. Su rostro lleno de arrugas bajo esas gafas anticuadas. La mirada era penetrante y espeluznante.—Srta. Henderson —pronuncio mi nombre con cierta malicia—, creo que ya sabe a dónde tiene que ir después de clases. Yo me límite con un “si” a lo bajo. Y me senté hasta atrás. —Bien, no olvide pasar por el cuarto de limpieza —agrego y prosiguió con la clase.El resto se limitó a reírse de mí.
Al cabo de la clase, supuse que aún faltaba mucho para que la clase terminara, pero yo solo quería escapar de allí. Continuara