—Muy bien señoritas —la entrenadora Regina soplo el silbato dejando en el vacío del campus un enorme eco— no me interesa si no quieren, hoy decidiré quienes nos representaran en la carrera de relevos así que más les vale correr como nunca —. La entrenadora saco su tablero con la lista sujeta a él y comenzó a llamar de 6 en 6—, no lo olviden 5 vueltas por competencia alrededor del campo —anuncia y pita para dar inicio a la primera ronda de posibles competidoras.—De acuerdo Henderson, Evans, Weaven, Morris, Vásquez y Boers —llamo la entrenadora a todo pulmón— colóquense en sus posiciones —indico—, en sus marcas— la entrenadora se aparta del camino—, ¿listas? —Pregunta para asegurarse y todas asienten—, ¡Fuera!
***
Sospechaba que la presencia de mi madre seria desastrosa y sumamente humillante. Incluso podía escucharla gritándome histéricamente sobre mi mal comportamiento y esas cosas.Pero en cuanto vi a mi padre bien vestido cruzar la puerta de la oficina del director McLuhan, deje que mi asombro se notara.Literalmente quede boquiabierta y abrí los ojos como un gato.Él se dedicó a saludar cortésmente al director mientras se acomodaba en la silla acolchonada a mi izquierda. Nunca me miro ni pronuncio palabra alguna. Solo al salir y estar los dos dentro del auto dijo:—Déjame decirte algo Larisha —comenzó pronunciando mi nombre severamente—, estoy muy orgulloso de ti.Matt sonríe y abraza el volante con una mano y la palanca con la derecha.— ¿Cómo?¿Orgulloso dijo?—Sí, te defendiste tal y como siempre te he dicho. No me gustaría que mi hija fuese débil y vulnerable, ciertamente tu no lo eres —añade con entusiasmo— así que me enorgullece saber que le hayas dado su merecido a esa tal Susan. Tengo entendido que te ha causado muchos problemas.¿Cómo sabe él?¿Cómo es que mi padre se siente orgulloso y feliz por mi pequeño acto de violencia?—Pero eso hija mía no se lo digas a tu madre, Dios sabe lo que haría si se enterara de lo ocurrido —advierte—. Guardaremos el secreto ¿está bien?Yo asiento confundida.¿Qué clase de padre hace algo como eso? Se supone debería sentirme grandemente agradecida. En vez de ello estaba extrañada. Quizás era porque mi padre casi nunca se involucraba personalmente en mi vida escolar más que para felicitarme por buenas calificaciones cuando mi madre le contaba al respecto, obviamente para que él lo hiciera, o cuando se trataba de dinero y muy rara vez sobre el trabajo.Ni siquiera hablábamos cuando salíamos los tres de viaje, ya fuera a la cabaña o a la casa de verano en Jacksonville que solemos frecuentar muy cada verano.Él siempre tenía negocios pendientes, encuentros con viejos y nuevos amigos o algo que hacer, de todo menos pasar tiempo con nosotras. Aunque eso tampoco me afectaba. De hecho ya era costumbre.En cabo de unos 15 minutos aproximadamente me encontraba en casa viendo al horizonte, en el cual segundos atrás mi padre había desaparecido.Entre, subí las escaleras solo para entrar al baño que mi madre y yo compartíamos. Sentía que mi cabello pegajoso contra mi espalda, todo un estorbo, y más aún mi suéter.Arroje toda mi ropa en la cesta para la ropa sucia y gire unas cuantas veces la llave de la ducha. Alce mi mano en el interior para asegurarme de que el agua tuviese la temperatura adecuada, o en este caso la temperatura deseada y contemple por unos segundos la claridad del día, las baldosas blancas iluminadas por el sol a través de la pequeña ventana que daba a la calle por encima del final de las baldosas.Apunto de meterme en la ducha deshago el nudo de mi bata cuando alguien llama a la puerta débilmente.¿Y ahora qué?Hice el nudo nuevamente, cerré la llave y me asegure de cubrirme lo suficiente antes abrir la puerta.Sigilosamente me acerque al mirador para ver del otro lado y así saber de quien se trataba.Marylu.La atractiva vecina de esbelta figura, ondulado cabello rubio y ojos azules que yo consideraba solo en apariencia, a una mujer bondadosa y humilde cuando la verdad era distinta.Abrí la puerta de todas formas y le dedique una falsa sonrisa. Ella me vio de pies a cabeza con cara de pocos amigos como acostumbra a hacer. Vestía un vestido con escote en v color ceniza y unos tacones de aguja de diez centímetros, o eso deduzco. ¿Qué se yo de tacones?Ni si quiera me gustan.— ¿Se encuentra tu padre? —pregunta “amablemente”.—Se acaba de ir, puedo dejarle el mensaje si quiere —ofrecí. Ella niega.—Necesitaba hablarle sobre un asunto pendiente pero puedo regresar más tarde, además veo que estas ocupada —explica.—Estaba por ducharme de hecho.¿Por qué le dices eso Lara?—Por supuesto que si —responde incrédula— lamento las molestias que tengas buena tarde —despide Marylu.Acto seguido cerré la puerta y puse el pasador solo por si acaso. Seguramente ella había pensado otra cosa.Que mujer tan desagradable.No importa lo bonita que sea, se trata solo de otra Susan Evans o Alice Montgomery. Una copia exacta de ambas con proporciones mucho mejores.Regrese al baño y no sal de ahí hasta las seis.Me vestí con un pants viejo y una camisa gris para nada femenina, de manga larga.Vi mi celular, tenía una llamada perdida de un desconocido, al ver que no se trataba del numero anterior me alarme un poco. Aunque en estos días cualquiera marca un número equivocado, así que decidí dejarlo y baje con todo y celular en manos para comer algo.Al cabo de unos minutos me entro un mensaje con el mismo número de la llamada perdida. Lo que me resulto aún más extraño.
Desconocido: 19 Sep. 2011; 6:20 p.m. Hola, ¿te anotas para dar una caminata en el parque en una hora? Te estaré esperando.
¿Qué clase de invitación era esa? Nada tenía sentido. Sin embargo, considere mis opciones. Desde que tengo memoria soy una persona muy curiosa. En verdad quería saber de quién o de que se trataba.
Lara comió su cena en paz mientras veía la televisión abstractamente. No tenía prisa en lo absoluto. Se preguntaba quién podría ser, ¿Quién podría interesarse en una marginada como ella? La mayoría de personas le tiene miedo por su manera de ser y la otra mitad le guarda rencor por ser como es. Una chica de ojos marrones, cabello castaño oscuro y piel parcialmente blanca.
No ama el maquillaje, ni la ropa costosa o elegante, no se broncea ni va de compras a menos que su madre la obligue o su guardarropa lo requiera.
Sencilla y directa.
No tenía muchas ganas de cambiarme, ya estaba cómoda con mi pashama y ahora debía ponerme ropa para salir de nuevo.
***
El parque queda tan solo a dos kilómetros de mi casa, así que solo llevo las llaves y mi teléfono.
Me preparaba mentalmente para lo que viniera durante el camino, sin estar muy segura de adonde ir, solo camine hasta llegar a la fuente, rodeada de las bancas metálicas y faros que alumbraban intensamente el lugar. Y tome asiento al azar en una de ellas.
Mientras aguardaba a la llegada del misterioso chico o choca cerré mis ojos, y respire hondo, la noche era fría en comparación a la tarde calurosa que habíamos tenido.— ¿Tienes frio? —dijo una voz masculina.
A mi lado se hallaba nada más y nada menos que Dean Songle, una de los chicos más apuestos de la escuela. Inteligente, atlético y sobre todo atractivo. Muchas de las chicas de séptimo y octavo se derretían por él. En las paredes del baño de mujeres hay una sola dedicada a él y de las mil maravillas sobre su personalidad.
Eso lo sé porque pocas muchas veces me he visto en la necesidad de esperar afuera para utilizar un cubilo. De hecho me sorprende que nadie lo haya limpiado ya. Desde hace dos años las palabras con resaltador, esmalte de uñas y bolígrafos se han ido acumulando a lo largo de esa pared.
Me restregué los ojos estupefacta, creyendo que el frio me causaba ilusiones ridículamente reales.
—Dean, ¿Qué haces aquí? —pregunta Lara sin salir de su asombro.—Bueno creí que lo sabias —responde con naturalidad.— ¿Tu enviaste el mensaje? ¿Cómo?—Ese es un secreto —hace un guiño y se acomoda a su lado con ambas manos en los bolsillos de su sudadera— ¿Sorprendida?—Sí, y mucho —admite ella.—Era la idea —Dean alzo las cejas. Se veía muy confiado y feliz.—Y dime —comienza Lara con lentitud— ¿Qué quieres de mí?, ¿Por qué tanto secreto?—Lo dije en el mensaje —se explicó con suavidad. Pero no le podía creer.— ¿No bromeas? —Dean negó con la cabeza.—Para anda. Es solo que… finalmente me arme de valor para, bueno… —de pronto parecía que no sabía que decir, fijo su mirada hacia delante. Estaba muy calmado— me disculpo.— ¿Por qué?—Por… por ser un cobarde y nunca haberte defendido… tu sabes… cuando Susan y los demás de atacan. Solo quería hacértelo saber. —Tienes razón, no me has defendido. Dean, no te conozco demasiado bien, aunque si lo suficiente ¿seguro que esto no es una broma? ¿Qué hay de Alice?—Alice no tiene nada que ver en esto —aclaro—. Te prometo Lara que no es ningún juego, tienes mi palabra.Dude, por mucho que lo pensara, de verdad tenía ganas de creerle cada palabra. Sin embargo en todos años me ha demostrado lo contrario.Lo único que puedo decir a su favor es que él ha sido el único quizás que no se ha metido conmigo, por así decirlo. — ¿Esto, no es una cita ni nada de eso ¿o sí? —Dean soltó una pequeña carcajada y negó sonriente—. Bien, entonces, ¿me dirás como conseguiste mi número? —insistí.—No, —se puso de pie— ¿vienes?— ¿A dónde?El blanqueo los ojos y dijo:—Pues a caminar, es lo que te dije que haríamos o podemos hacer otra cosa si quieres.—Entonces caminemos hacia la cafetería más cercana —sugerí con cierta, felicidad, podríamos decir.
Mantén la calma Lara, no debes hacerte ilusiones ¿recuerdas?
Las ilusiones solo conllevan a decepciones no deseadas. Depresiones innecesarias.Continuara