¿Por qué es tan importante que los niños se aburran?

Vivimos en una sociedad en la que no hacer nada está mal visto, y sentimos la necesidad de mantenernos ocupados continuamente con algo entre manos con el fin de no perder el tiempo. Esto es algo que hemos ido inculcando a nuestros hijos, marcando sus jornadas de una forma muy estructurada con colegio, deberes (España es el quinto país que más deberes manda a sus alumnos, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico)  y actividades extraescolares, sin dejarles tiempo libre para jugar, o para, simplemente, no hacer nada. Y algo similar sucede durante el periodo  vacacional debido a la complicada conciliación de los padres con el trabajo, especialmente en verano.

Las nuevas generaciones cada vez cuentan con más objetos y actividades con los que distraerse: smartphones, tablets, ordenadores, videoconsolas, etc. Y en muchas ocasiones, les damos nuestro propio móvil o cualquier aparato con tal de mantenerles entretenidos, frenando así su aprendizaje. Aunque no es negativo que los niños jueguen con dispositivos electrónicos se debe fomentar el desarrollo de su creatividad a la hora de divertirse en su tiempo libre, en lugar de darles todo hecho.

Es beneficioso que investiguen pos su propio pie cómo rellenar los ratos en los que no tienen nada que hacer, incentivar que utilicen sus propios recursos para vencer el aburrimiento. Tal y como afirma la psicóloga infantojuvenil Carme Crespo, “el aburrimiento es la antesala de la creatividad, y buscar actividades o acciones que puedan sacarlos del tedio, hará que sean más flexibles cognitivamente, más tolerantes, más creativos, y por tanto más resolutivos“.

Bien es cierto que, si nos paramos a pensar en ello, nos daremos cuenta de que las mejores ideas surgen casi siempre durante estos periodos de relax y desocupación total, de forma inesperada, ya que la creatividad necesita tiempo y desconexión para dar libertad al pensamiento.

Según Crespo, todos somos creativos. La creatividad no es un don que poseen determinadas personas, sino una cualidad del ser humano que le permite resolver problemas en su día a día, comenzando por los más cotidianos.  El cerebro se encuentra en continuo movimiento, produciendo ideas, aunque no seamos conscientes de ello, y por ello es esencial que los más pequeños dispongan de tiempo libre para dar rienda suelta a su imaginación, ya que esto favorece al desarrollo de capacidades positivas en su crecimiento. Si un niño se aburre  y nadie le aporta algo para paliar dicho aburrimiento, él mismo encontrará la manera de hacerlo.

Los niños necesitan que en algunas ocasiones se les conceda la oportunidad de hacer las cosas por sí mismos, de experimentar para adquirir nuevas habilidades e incentivar su creatividad. Podemos ayudarles a veces  (que no darles la solución), pero generalmente es mejor que se esfuercen y averigüen por sí solos cómo hacerlo.

¿Cómo podemos ayudarles?

Como decíamos anteriormente, los padres pueden ayudar a sus hijos a vencer el aburrimiento poniendo medios a su disposición, en relación a su edad y capacidad, que favorezca su capacidad de creación e invención: material de manualidades, juegos de construcción, o cualquier elemento que fomente su imaginación, para que no vean siempre la televisión y el móvil como solución.

Es muy importante que los padres pasen tiempo con sus hijos y les enseñen progresivamente  a fomentar su capacidad de juego.  Un buen ejemplo de ello es el que nos aporta Crespo: dar un palo a un niño y preguntar: “¿Qué podemos hacer con él?”, promoviendo así que el niño busque muchas alternativas distintas.

“Es clave que los padres les acompañemos a realizar actividades solos, buscando en su mundo interior aspectos que les serán beneficiosos en su futuro, fomentando la creatividad, la sorpresa, la autonomía”, asiente Crespo.

Se deben generar espacios estimulantes para el juego en familia, y que, aunque sea  complicado encontrar momentos para pasar juntos debido a la ajetreada vida actual, el tiempo que se comparta he de ser de calidad. El juego libre, imaginativo y no estructurado es esencial para el desarrollo infantil.