Vivimos en una era donde se busca por encima de todo la productividad. La propia web de El Canasto es uno de los mejores ejemplos de la necesidad de este tipo de consejos y de la demanda que a diario los trabajadores de este siglo realizan de ellos.
Somos la primera generación de la historia de la humanidad que puede trabajar desde casa. La primera que podría compaginar la vida laboral y familiar. La que dispone de métricas para medir el rendimiento y la eficiencia. Y, sin embargo, en casi ninguna compañía se apuesta por ello.
Asimismo, en una época donde el trabajo freelance comienza a ser más numeroso que el presencial, nadie nos ha enseñado a ser autónomos. Ni las Universidades ni las Escuelas de Negocio ni las propias empresas ni los cursos online se centran en ello. Y abocan al fracaso a aquellos que se lanzan por primera vez al ruedo del autoempleo desde el más absoluto desconocimiento.
Es por ello que en un mundo lleno de mails, WhatsApp, Twitter, Facebook, reuniones, informes, estadísticas y llamadas de móvil nadie es capaz de centrarse de verdad en una sola tarea. Y se exige a los trabajadores estar al cien por cien cada día y a cada hora, cuando se sabe que un futbolista se encuentra más cansado y toma peores decisiones en el minuto 89 que en el 12. O que un móvil tiene al final del día sólo un 10 por cien de batería y no puede soportar llamadas largas.
No son pocas, por este motivo, las veces que aquella idea que estamos persiguiendo nos llega precisamente cuando bajamos la guardia. Después de nueve horas sin salir de la oficina, es cuando estamos en medio de la carretera, cuando nos damos una ducha o cuando nos tumbamos en el sofá a ver la televisión cuando nos viene a la mente lo que buscábamos durante todo el día. Por la sencilla razón de que estamos, por fin, vaciando un cerebro tan lleno como la memoria de un ordenador. Y todos conocemos la lentitud de las computadoras en estas circunstancias.
Así que, aunque pueda parecer absurdo, apuesto (incluso a los que disponen de lavavajillas) por fregar los platos como nuevo mantra para concebir ideas. Por varias razones muy sencillas que son, sin embargo, tremendamente efectivas:
- Cuando lo hacemos tenemos las manos ocupadas, lo que nos impide absolutamente consultar nuestro smartphone. Es algo que debería ocurrir cuando hacemos algo importante a nivel laboral (simplemente desconectando los datos, por ejemplo), pero que nos resistimos a realizar a diario y provoca interrupciones que siempre alargan nuestras tareas y minan nuestra capacidad de concentración.
- Aun así, si nos requieren de forma urgente (con una llamada, por ejemplo) la dificultad para atenderla es mínima: basta con limpiarse las manos en dos segundos y responder sin ningún problema
- Al centrarnos en una sola cosa de impulso puramente mecánico y no poder hacer nada más en ese momento, nos concentramos y liberamos de tal forma que podemos relajar nuestros pensamientos y estos comienzan a fluir. Exactamente igual, por ejemplo, que cuando hacemos ejercicio o nos encontramos en los momentos previos a una siesta
De este modo, una tarea aparentemente monótona puede convertirse al tiempo en un gran descanso físico y mental. Porque, en realidad, en un espacio cerrado de trabajo sólo nos vemos frente al ordenador. Pero en una casa cualquiera las paradas activas pueden conducir a una mayor productividad.
Imagen «Fregar platos» cortesía de Shutterstock
David Blay
Desde 1996 he trabajado en los medios de comunicación. Principalmente en el ámbito de los deportes. Desde hace más de un lustro asesoro a deportistas de élite y empresas sobre cómo presentarse a los medios de manera noticiable y cómo conseguir impactos positivos más allá de la publicidad tradicional a través de la agencia Pasarela Comunicación.
A ello le uno varias actividades complementarias. Retransmito eventos deportivos cada fin de semana en Radio Marca. Soy cofundador de la empresa Sonido On Line (dedicada a hacer radios para eventos y marcas) y director y presentador del programa ‘El Mundo Que Viene’ en Radio Emprende.
En el ámbito académico soy profesor de Gabinetes de Prensa, Estrategias de Comunicación y Redes Sociales del ‘Master de Gestión de Entidades Deportivas’ y del ‘Master en Deporte y Turismo Activo’ en la Universidad Politécnica de Valencia’, del ‘Master en Coaching Deportivo’ de Florida Universitaria, del ‘Master en Alto Rendimiento para Deportes del Motor’ de la Universidad Católica de Valencia y colaboro como ponente en cursos sobre ‘Redes Sociales Profesionales’.
Mi primer proyecto literario lo ha constituido el libro sobre el deportista paralímpico David Casinos ‘Todos los días sale el sol. Y si no sale, ya me encargo yo de sacarlo’, del que soy coautor junto a Mario Rebollo. Actualmente está a la venta en plataformas de libros electrónicos y en impresión bajo demanda mi primer libro en solitario ‘¿Por qué no nos dejan trabajar desde casa?’