¿por qué hay que seguir usando tapones de corcho?

Por Jose Diego Ortega. Marevinum

OJALÁ ESTA VEZ EL CUENTO TENGA UN FINAL FELIZ
   Voy a contar en forma de cuento algo que por desgracia es muy real: Érase una vez un bodeguero que vivía en un país muy muy lejano, con una tradición vinícola y una cultura del vino que se remonta como mucho a antesdeayer, que decidió un buen día, como no tenía corcho con que tapar sus botellas, ya que éste se cría en la vieja europa y como al ser bueno, vale caro, usar para cerrar sus botellas un tapón de rosca o uno de plástico. Cuando sus expertos consumidores locales le preguntaron porqué lo hacía, en vez de exponer razones tales como: el corcho es caro, no tengo la bodega muy limpia y se me contaminan los vinos, nuestros camareros miran un sacacorchos como el que mira a un extraterrestre y varias razones más, pensó con la cabeza y dijo: Es que el tapón de corcho contamina el vino con olores desagradables y el tapón sintético es más estanco e higiénico. En su tierra, donde están acostumbrados a tirar de una anilla o girar el tapón de rosca, nadie se opuso y poco a poco lo vieron como algo normal. Pasó el tiempo y este bodeguero tan listo pensó que el vidrio era caro y pesaba mucho, con lo que los costes de producción y transporte eran excesivos. Un buen día cogió un cartón de leche y metió el vino dentro. Cuando volvieron a preguntar, dijo que las radiaciones ultravioletas eran perjudiciales para el vino y que este envase lo preservaba mejor de la luz y del aire. Como tragaron, se acordó de que las barricas de roble son carísimas y que tienen un limitado número de usos, por lo que pensó que si en vez de meter el vino en roble metía el roble en el vino, ahorraba un dineral y de paso si alguien preguntaba le diría que de esa manera se mejora el intercambio de taninos y la microoxigenación del vino no es excesiva, evitando la oxidación y dando homogeneidad a la calidad final del producto. Vale, este bodeguero había inventado el “don simón”. Muy bien, sus ganancias son enormes, sus gastos y riesgos mínimos y la calidad del producto………Bueno para ellos hacen y entre ellos se lo beban. El que quiera creerse este cuento que se lo crea, pero a mí  no me la dan, ni siquiera con queso. Esto era problema de otros países y otras culturas que para ellos hacían.
   El problema es que un buen día, un bodeguero de aquí mismo, que tenía mucho mundo y contactos con el mercado anglosajón se encontró con que si quería vender su vino allí, tenía que pasar por el aro y embotellar al menos con tapón sintético o de rosca. Hizo sus inversiones y comenzó a exportar. Como pensar es gratis pero da mucho beneficio si se hace bien, se dijo: Si para aquellos vale, por qué no puede valer para éstos y así yo también ahorro un poco en corchos y en botellas devueltas por falta de escrupulosidad. Dicho y hecho. Nos contó el cuento del TCA TBA y demás siglas y buscaron el corcho como culpable, con estudios no contrastados por ningún organismo oficial ni por ninguna autoridad en la materia. Ahora la pelota está en nuestro tejado.    No voy a comparar el tapón de corcho con el sintético, porque siglos de experiencia ya lo han hecho por mí. Voy a mirar detrás del tapón y voy a descubrir un ecosistema de bosques naturales y sostenibles que existen hoy en día sólo porque la industria botellera usa su corcho. Voy a mirar en los pueblos de montaña que no se han vaciado y han pasado a mejor vida porque sus habitantes viven del corcho. Voy a mirar por unos parques naturales donde la fauna vive y persiste gracias a que el alcornoque está ahí y se cuida todo su entorno. Voy a mirar una dehesa donde gracias al corcho se ven plantas y animales en vez de urbanizaciones o enormes plantaciones de cultivos transgénicos que se quemarán en el motor de un coche. O yo veo mucho, o los bodegueros de nuestro país que se llenan la boca de agricultura biodinámica, ecológica y sostenible están completamente ciegos cuando ponen un tapón de petróleo a su vino. Lo repito: mucha hipocresía o muy poca vista de la realidad del ecosistema español y mediterráneo.
   Por ello, me uno a la campaña a favor del uso del tapón de corcho que organismos como WWF ADENA, argumentando que este producto es natural, renovable y biodegradable. El alcornocal es un ecosistema único, que alberga una gran diversidad biológica. Aquí sobreviven especies autóctonas, algunas amenazadas, como el águila imperial, la cigüeña, el lince ibérico, el meloncillo, el camaleón, la jineta o el ciervo de Berbería y muchas aves migratorias que utilizan estos árboles para invernar. Todo este ecosistema se esta viendo seriamente amenazado por el descenso en la utilización del tapón de corcho. En la actualidad se elaboran cada año cerca de veinte mil millones de tapones de corcho para el mercado vinícola internacional y más de 100.000 personas dependen de la industria del corcho en países como España, Portugal, Argelia, Marruecos, Italia, Francia y Túnez. Veo bien que se proteja al cocodrilo australiano o al león africano, pero seamos cabales y coherentes y no nos carguemos nuestra fauna autóctona. Parece una tontería, pero si el tapón de corcho desaparece, todo esto desaparece automáticamente y el último culpable es el consumidor final, porque el que paga tiene la sartén por el mango y si exige corcho, estoy seguro de que tendremos corcho con las mejores garantías de calidad y sanidad en ese vino que nos van a vender.
   Quiero destacar la campaña que está llevando a cabo la bodega Salvador Poveda de Monóvar (Alicante) (http://marevinum.blogspot.com/2010/04/visita-bodega-salvador-poveda.html), a favor de introducir el tapón de corcho en el mercado anglosajón, con lo difícil que ésto puede llegar a resultar, habiendo logrado hacer ver a  la multinacional de distribución alimentaria Sainsbury’s, que no hay nada más ecológico y fiable que un corcho, que en este caso viene de una empresa castellonense, que posee el certificado ecológico Forest Stawardship Council (FSC) y el certificado de WWF Adena. Este hecho no lo puedo dejar pasar sin resaltar y ensalzar como se merece, ya que tiene un trasfondo esperanzador: No todo el mercado anglosajón o centroeuropeo está perdido; quizá sólo sea necesario abrirles los ojos y hacerles ver lo que verdaderamente es la calidad y la nota distintiva de clase y prestigio a la hora de embotellar un vino.
Algunas cosas que podemos hacer para salvar los alcornocales son:
- Elegir botellas con tapón de corcho frente a materiales artificiales como plástico o metal, mucho más perjudiciales para el medio ambiente. -Si se no sabe qué tipo de tapón lleva una botella (los tintos están empezando también a llevar sintético), preguntar en la bodega o vinoteca y expresar el desagrado en caso de que no lleve corcho. cuando lo hagan varios, el bodeguero tendrá conocimiento del hecho. -Si al abrir una botella, el tapón es sintético: mandar un email a la bodega manifestándo su desagrado y pidiendo que utilice tapón de corcho. -Siempre comprar vinos que indiquen en su etiqueta o informen a los distribuidores y vendedores del uso de tapón de corcho.
Las bodegas deberían:
- Dar a conocer el valor de usar el corcho y la importancia de conservar los alcornocales. Esto vende mucho hoy en día y los beneficios crecerían con una simple mención en la etiqueta de que esta bodega ayuda a preservar el medio ambiente y usa exclusivamente tapón de corcho. Los clientes crecerán y lo exigirán a otros bodegueros.
!Manos a la obra ahora que todavía no es tarde!. Exigir que una botella lleve un tapón de corcho puede parecer un esnobismo o una cosa de frikis, pero realmente nos jugamos mucho más de lo que parece detrás de un gesto tan simple. No cuesta trabajo y es de agradecer.