Actualmente tan sólo un 6% del abastecimiento energético proviene de energías renovables, siendo un valor muy bajo en relación a las energías no renovables como fósiles y nuclear, lo que produce terribles consecuencias medioambientales y una fuerte dependencia con el abastecimiento exterior.
Cuando pensamos en sustituir las fuentes de energía provenientes de recursos no renovables, lo primero que se nos ocurre es pensar en la energía solar o eólica. Sin embargo hay otras muchas fuentes, algunas de ellas totalmente adaptables a un uso doméstico, como la biomasa que lo ha sido durante siglos utilizada para generar energía.
¿Pero qué es la biomasa?
La biomasa es una fuente de energía renovable procedente de toda aquella materia orgánica, ya sea de origen vegetal o animal y todos aquellos residuos procedentes de actividades agrícolas, ganaderas o forestales. La energía química de la biomasa se libera en forma de calor cuando se quema, haciendo por lo tanto que sus principales usos sean la calefacción y producción de agua caliente sanitaria para uso residencial, calor para procesos industriales y, en menor medida, para la generación de electricidad.
Algunos ejemplos de los combustibles de biomasa son:
- residuos forestales
- residuos agrícolas leñosos como restos de podas de olivos, viñedos y árboles frutales.
- residuos agrícolas herbáceos como paja obtenidos a partir de las cosechas.
- residuos de industrias forestales y agrícolas como astillas, cortezas, serrín, huesos, cáscaras, etc.
Esta amplia diversidad de materias primas idóneas para la generación de biomasa hace aumentar su complejidad ya que cada proceso requiere de requisitos específicos para cada caso en cuanto a la disponibilidad, extracción, transporte y distribución.
¿Por qué deberíamos considerar el uso de la biomasa en casa?
Por un lado tenemos los obvios motivos medioambientales. Los equipos y sistemas de calefacción alimentados con biomasa son energéticamente más eficientes que los convencionales.
El hecho de poder aprovechar los residuos procedentes de podas y limpiezas de bosques provocan una disminución de la probabilidad de incendio de estas áreas y su saneamiento y regeneración. Y es una buena alternativa para dar lugar a la reforestación de tierras agrícolas o deforestadas y generar cultivos energético, e indirectamente ayudar a la creación de una nueva actividad en áreas rurales que puede reactivar la economía en la zona, generando nuevos puestos de trabajo y funcionando como fuente de ingresos para las industrias locales, que a largo plazo evitarán el abandono y desaparición de poblaciones pequeñas.
Por otro lado tenemos que el factor seguridad y salubridad de los equipos, que no generan olores como el gasoil no permiten que haya escape de gases peligrosos: las calderas de biomasa no producen humos, azufre ni partículas. Emiten agua y CO2 captado por la planta origen de la biomasa durante su crecimiento. A este proceso se le llama Balance neutro ya que significa el cierre del ciclo del carbono por lo tanto no alteramos la concentración de carbono atmosférico y ayudamos a reducir el efecto invernadero provocado por los combustibles fósiles.
Las estufas de pelets, por ejemplo, sólo necesitan salida de gases por lo que se pueden instalar en el interior de una vivienda sin problemas y su chimenea suele ser de unas dimensiones bastante menores que una chimenea o caldera convencional, haciendo que su integración sea mucho más fácil.
En el aspecto económico, al no ser un combustible importado, no depende de las fluctuaciones de los precios externos, sin embargo, debe tenerse en cuenta que la compra de la biomasa dependerá de la cantidad requerida, la distancia de transporte, tratamientos y procesos de calidad, disponibilidad de la materia prima en función de su estacionalidad, etc.
En cuanto a los procesos industriales su inversión es superior a las instalaciones requeridas para combustibles convencionales, debido a la falta de sistemas de producción en serie y la especificidad de algunos procesos que la hacen poco eficiente.
Para el uso en ámbitos domésticos, los combustibles más eficientes son los pelets y huesos de aceituna molidos.
Algo que podemos indicar como un aspecto negativo es la necesidad de contar con un espacio de almacenamiento. Si es para su uso en casa, puede ser que no tengamos grandes inconvenientes pero en el caso de un sistema de calefacción centralizada, éste espacio es de un tamaño considerable.
Os invitamos a comentar qué os parece ésta alternativa y qué posibilidad le veis para su uso a corto plazo, la debemos considerar como una opción viable?
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Etiquetas: ahorro energético, biomasa, calefacción, emisiones de carbono, energías renovables, sostenibilidad