Por qué la masculinidad de David Beckham te hará más libre

Publicado el 02 mayo 2019 por Miguelj14

David Beckham no sólo fue el futbolista con un pie privilegiado, es la referencia masculina sobre cómo un hombre puede vivir su feminidad sin complejos. Si se piensa en el provocativo Ezra Miller, su vanidad ya es hasta conservadora. Pero lo del icono británico fue una transformación gradual e inagotable, que pasará a la historia por su revolución auténtica. 
Si David es el hombre que se construyó a sí mismo y Beckham la marca millonaria, juntos hacen al futbolista femenino que hizo de la metrosexualidad lo más normal del mundo. No es el único, pero sí el ejemplo. Se puede hablar de Cristiano Ronaldo y sus cejas depiladas o su necesidad para mostrar sus músculos, pero sólo lleva a la pretensión narcisista del spornosexual. O de Palencia y sus uñas pintadas y leggins, pero recae en la burla (entre propia del machismo mexicano, del futbol como expresión masculina y del chiste que es Palencia). De los tres, Beckham no es cuestionable. ¿Porque tiene rasgos atractivos? Ronaldo también, y sólo resulta nefasto.
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El también modelo británico podrá salir maquillado en la portada de una revista, representar a una pareja homosexual con James Corden para un comercial, y molestarse de que su falsa estatua no se parece en nada a él. En ninguna será criticado, sino hasta simpático y admirado. Lo femenino vive en él, pero también en quienes lo seguimos y aceptamos. Porque es David Beckham y tiene estilo, se argumentará. No lo imagines en Palencia o Héctor Herrera, que se caerá en la homofobia y misoginia que impera en el país. Ahí donde se celebra lo femenino sólo en una mujer. Es otro contexto, pero podríamos normalizarlo para que lo femenino y la homosexualidad en México se deje de ver como algo para destruir, que acaba con vidas. Pero la aceptación no se mide en la belleza, sino en la honestidad.
Para Beckham, se dirá que otra ventaja fue ser inglés y tener el futbol europeo como plataforma mediática. Pero abrirse a lo femenino es exponerse a ese mismo soporte público, donde es posible el linchamiento masivo. Está la propia ansiedad generada para la promesa Bojan Krkic, pero también la depresión que reveló Jim Carrey hace unos años. La presión late aún con plataforma, quizá no así en encontrarse consigo mismo y transmitir la confianza de lo sincero.
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“Siempre fui ese chico en la esquina que no hablaba mucho. Sabía que, una vez estaba en el terreno de juego, me llegaba la confianza. Ser futbolista profesional es lo que siempre quise”, afirmaba el ídolo británico en la sesión de maquillaje para la revista Love. Ahí donde Beckham recuerda su introversión, Héctor Herrera dice que la imagen no es lo más importante, pero se somete a una cirugía de nariz y orejas. Como si no pudiera explicar que era algo que quería hacer, quizá provocado por burlas o simplemente por gusto propio. Porque era un hombre y tenía el derecho de cambiar su imagen. Pero sólo ganó críticas y más burlas. 
El ídolo que nació en Manchester, sembró con tiros pequeños el símbolo que es hoy. Se retiró en 2013, y ahora casi no hace nada, pero puede hacer todo. Como pretexto, prepara la llegada de su equipo de Miami para la MLS, en 2020. Pero su imagen eterna está en las marcas y los medios. En hacer y vender los productos que quiera. En ser David Beckham, el modelo a seguir. En fabricarse una construcción del tipo de hombre que quería ser, y lograrlo. Ídolo con clase, pero también personaje que puede vivir (e invita a hacerlo) desde lo femenino, incluso a través del feminismo
Más personajes públicos buscarán influir masivamente, sin ruta. La formula es conocerse y expresarse en lo que más se disfruta, sugiere David Beckham. Según él, no buscaba ser admirado. Pero lo consiguió. Discreto, con más imagen que palabras y en un irónico discurso que se extiende. El del hombre que se cuida a sí mismo, y proyectó lo delicado hacia el vacío que podía caer en el vestuario. En el dorsal cargaba mucho de femenino, pero el número sólo era para el humano que quería ser. Sus espectaculares tiros libres no sólo cayeron en las redes, también en los tejidos de lo que se supone debe sentir y ser un hombre. Cada gol inolvidable valida sus constantes apariciones, para decir que te sueltes y seas el hombre que quieras ser.