• ¿Por quéte abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios. – Salmo 42:5.
• Diosestaba con él (José), y le libró de todas sus tribulaciones. – Hechos 7:9-10.
“¿Hasconocido tú las diferencias de las nubes, las maravillas del Perfecto ensabiduría?” (Job 37:16). Esta pregunta hecha a Job indudablemente sóloconcernía a la esfera de la naturaleza, pero tiene para nosotros una aplicaciónespiritual: ¿Por qué hay tantas pruebas en nuestro camino? No lo entendemos conexactitud. Pero hay algo que está claro: esas pruebas forman parte de las obrasmaravillosas de Aquel cuya ciencia es infinita. Dios no se equivoca, ni cuandoenvía las nubes ni cuando las aleja. También podemos aplicarnos lo que Jesúsdijo a Pedro con respecto a otro asunto: “Lo que yo hago, tú no lo comprendesahora; mas lo entenderás después” (Juan 13:7).
La nube quellena nuestro corazón está cargada de agua, imagen de la bendición que Diostiene en vista para nosotros a través de la prueba. “Porque como desciende delos cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, yla hace germinar y producir… así será mi palabra” (Isaías 55:10-11). En los díasde prueba, leamos y meditemos aún más la Palabra de Dios.
Por másgrande y poderoso que sea el hombre, no está en su poder ordenar el curso delas nubes. ¡Menos mal! Satanás tampoco podrá hacer nada sin el permiso divino.Obrará sólo dentro de los estrictos límites que Dios le asigne, como cuando ledijo: “He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu manosobre él” (Job 1:12).
Fuentes:Amen, Amen