- Atención o demanda: nuestro perro puede querer comer, salir a la calle, o, simplemente, llamar nuestra atención.
- Aburrimiento o frustración: muchos perros demuestran su frustración o su aburrimiento ladrando. Esta situación genera en ellos estrés y esta es su forma de eliminarlo.
- Ansiedad: los perros nerviosos y ansiosos tienden a experimentar frustración e inseguridad. Ello les lleva a expresar el estrés que sienten ladrando. Debemos diferenciarla de la ansiedad por separación, a la cual hemos dedicado una entrada, y que se acompaña frecuentemente de conductas destructivas cuando el perro se encuentra solo en
- Miedo: en caso tener miedo a objetos, personas, lugares, otros animales, o los ruidos fuertes como truenos y fuegos artificiales, nuestro perro puede exteriorizarlo vocalizando. Normalmente, este comportamiento está acompañado de un lenguaje corporal que nos indica que, efectivamente, lo que siente es miedo, tal como las orejas hacia atrás, la cola baja o encogida, o el pelo del lomo erizado.
- Territorialidad: ladrará en la presencia de intrusos (personas o animales). En este caso, su postura es amenazante, erguida, con la cola y las orejas hacia arriba.
Alegría o emoción: al jugar, saludar a un conocido, cuando llegamos a casa…es una reacción normal, pero un exceso de excitación o ladridos no es deseable.
- Problemas de salud: nuestro perro puede tener sufrir el llamado síndrome de disfunción cognitiva canino, del cual hemos hablado ya en una de nuestras entradas. Una de sus características es un exceso de ladridos o vocalización.
Siempre, ante un problema de comportamiento, es fundamental averiguar la causa para buscar una solución adecuada, que, en muchos casos, requerirá nuestro trabajo conjunto con un etólogo canino que establecerá las bases de esta alteración de comportamiento y la pauta de tratamiento o corrección de conducta.