¿Por qué las butacas del cine son rojas?

Publicado el 20 febrero 2017 por Tdi @RLIBlog

El rojo, el verdadero rojo, sigue siendo el patrimonio de la legión de honor y del teatro. Allí se despliega su escena del crimen, ahí arde su violencia de bomba y geranio.
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La presencia dominante del rojo en las butacas del cine responde principalmente a la tradición, proveniente del teatro, donde tanto los asientos como el telón tienden a ser de terciopelo de este color. En estos no siempre ha sido así, puesto que ni siquiera su estructura ha sido constante, siendo a partir del Renacimiento cuando la sala se encuentra en el interior de un edificio, en oposición a los teatros grecorromanos o medievales.
Las razones para la elección de este color en el teatro son una combinación artística, tradicional y pragmática, aunque ninguna muy precisa, ya que las explicaciones de su origen son muy variables. Desde el punto de vista artístico, se relaciona el rojo con la catarsis, la "purga de las pasiones", que es mejor que irrumpa en la escena que en la vida real.

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También se explica que en Francia, el primer teatro con asientos tapizados se construyó en el siglo XVIII, siendo la tela de color azul, el color de los realistas. Se considera además que este color revaloriza a las mujeres, que visten pelucas empolvadas y trajes de color pastel. Sin embargo, los cánones de belleza cambian, sobresaliendo las mejillas sonrojadas. Se dice incluso que Napoleón notaba que el rojo hacía más bellas a las mujeres y destacaba su tez. En el siglo XIX, el azul es substituido por el rojo y se mantiene la iluminación encendida, ya que no solo se va a ver el espectáculo, sino a hablar de él y exponerse.
Pero el uso del rojo en los teatros proviene de la Italia del siglo XVI, donde se produjo una reorganización de la estructura general del teatro, entre ellos el telón rojo. A merced de muchos cambios culturales, Francia sucumbe a su influencia y el estilo italiano invade los teatros parisinos del siglo XVII. Según la técnica de perspectiva, la cortina roja ayuda a resaltar el lugar de la representación.

Por último, la elección del rojo tiene que ver con la iluminación y nuestro sentido de la vista. Tanto en el cine como en el teatro, un objetivo es que nos centremos en la escena y no nos distraigamos con los detalles a su alrededor. Para eso es necesario que, al apagar o disminuir la luz, no se distinga nada más. El rojo es el primer color que dejamos de percibir en condiciones de poca luz. No obstante, debe quedar claro que este último detalle, al menos en el pasado, pudo ser una mera coincidencia.
Fuente:Vu sur scèneÇa m'interesseLe figaro