Cuando eres joven no tienes experiencia y los trabajos que te ofrecen son de mala calidad (bajo sueldo, pocos derechos, mal considerado). Cuando pasas de los cuarenta pasas a ser un trabajador incómodo y la empresa está desando echarte para contratar a alguien inexperto, pero que cobre poco. Menos mal que hay una franja de edad en la que si renuncias a la familia puedes forjarte un futuro profesional.
La experiencia no es algo que se valore en España. Todo se reduce a minimizar el salario de los empleados independientemente de que ello repercuta negativamente en el funcionamiento de la empresa.
Si has sido víctima de un ERE, o de cualquier excusa de una empresa para despedirte y tienes unos cuantos años sabes que regresar al mercado laboral español es una tarea muy compleja.
Puedes enviar todos los curriculum que quieras, la gran mayoría se van al contenedor de reciclaje de papel en cuanto ven la edad. ¿Por qué? Es fácil.
- A un trabajador con experiencia ya le han mentido tantas veces que tiene callo y no se cree las promesas que el empresario le pueda hacer.
- Cualquier empresario sabe que un trabajador que tiene familia, cosa que es bastante habitual cuando se van cumpliendo años, no sacrificará el tiempo que quiere dedicar a sus hijos para regalárselo a la empresa. Sobre todo cuando ese tiempo no se paga.
- Alguien experto no tiene reparo en exigir sus derechos laborales -ante su jefe directo o ante el mismísimo consejero delegado-.
- Un trabajador experto criticará las malas decisiones empresariales con conocimiento de causa.
Todo lo anterior no está enfrentado con la eficiencia de un trabajador experto. Alguien con experiencia hace su trabajo de forma diligente, no va a criticar a la empresa si ésta le trata bien (nadie tira piedras contra su propio tejado), pero tampoco se va a dejar engañar por los empresarios.
Para continuar ahondando en el error que comenten los empresarios españoles al desdeñar la experiencia profesional tengo que comentar un hecho que siempre me ha llamado la atención. Se trata de que cuando se contrata a un joven novato, las tareas que se le encomiendan son nuevas. Una especie de vamos a ver qué hace el novato y que los expertos continúen con las tareas que tienen dominadas. A mi me parece un enorme error. Lo más lógico es que los novatos se desfoguen en proyectos que ya están en marcha, aprendiendo de los expertos, para que no cometan los errores propios de la inexperiencia. Si dejamos al novato en un proyecto nuevo cometerá todos los fallos que hemos cometido todos al comenzar de esta forma. Lo lógico sería que las personas con experiencia arranquen proyectos nuevos y que los que todavía están aprendiendo estén en tareas en las que puedan aprender de la mano de alguien que sepa.
Quizás las empresas, sobre todo las grandes que tienen que cuidar la imagen por encima de cualquier cosa, tengan a bien realizar esta política de renovación de la plantilla para publicar junto a la cuenta de resultados la media de edad de la plantilla y jactarse de ello.
Como indicador de lo guay que es la empresa puede valer, seguro que sí, aunque yo creo que serían mucho más útiles para conocer la calidad de la empresa otros indicadores, como:
- el sueldo medio de los trabajadores y el de los ejecutivos
- las horas de formación que reciben de media los empleados
- la cantidad de bajas por depresión
- la capacidad de conciliación de la vida laboral o personal
- las jornadas de baja por paternidad/maternidad.
Son indicadores que describen lo importante que son los trabajadores para el empresario. Y eso redunda en el rendimiento de la empresa. Cualquier persona es más productiva cuando no tiene que estar preocupada de cuándo la van a despedir, de que la van a sustituir por alguien por no tener una formación que lleva pidiendo un tiempo, o que no llega a fin de mes a pesar de estar trabajando.
Pero claro todo lo dicho anteriormente hace que las personas que tenemos cierta experiencia le saquemos pegas a trabajar por objetivos (la trampa de moda para no pagar horas extras). Alguien con experiencia sabe en el tiempo que se tiene que realizar una tarea, y si tus superiores te exigen que la acabes en menos tiempo le vas a decir que contrate más gente o que aprenda a planificar mejor los trabajos. Y a un jefe no le gusta que le mojen la oreja. Por eso prefiere alguien inexperto que se callará y para evitar que le culpen por hacer un trabajo de mala calidad, se quedará trabajando hasta las mil y cuarto.
Por otro lado existe el concepto de que los cuarentones (desde cuarenta, hasta el infinito y más allá) son ya una especie de pre-ancianos. Hace unas décadas alguien de cuarenta ya estaba bastante cascado, pero hoy en día no sucede así. De hecho los cuarentones en muchos casos están en mejor estado que gente más joven. Más que nada, porque quién más y quién menos hace ejercicio, se preocupa de lo que come, ya hemos dejado de fumar y nos fines de semana no son una borrachera de 72 horas. Qué narices, si yo estoy mejor ahora que cuando tenía treinta.
Por fortuna siempre queda algún empresario inteligente dispuesto a contratar trabajadores experimentados, pero hay que buscarlos con lupa. A lo mejor hay más suerte en el extranjero.
keagustitomekedao