En mi caso todo comenzó desde el embarazo. Primero me levantaba cada hora para ir al baño. Luego, y según fue creciendo la panza, no encontraba la posición correcta que me permitiera dormir plácidamente. De regular duermo boca abajo y, como sabrás, con la barriga eso es imposible. Cuando encontré esa posición ideal, me daban calambres nocturnos, sofocones y hasta acidez estomacal.
Cuando por fin nació mi hijo, la cosa se complicó un poquito nada más. De las 24 horas del día, juro que dormía como tres en total. Mi hijo se despertaba a cada rato para tomar su leche (fui lactante) y estaba un buen rato despierto y haciendo de las suyas. Cuando por fin se dormía, entonces aprovechaba para poner en orden la casa y adelantar cosas.
La noche que mi hijo durmió 5 horas corridas lo celebré por todo lo alto. Ni te cuento cuando llegó a dormir 12. Wohoooo!!!! Pero entonces era yo quien se levantaba para verlo y saber si estaba bien y respirando. Bah!
La cosa no ha cambiado con su desarrollo. Sigo despertándome para saber si está bien y he tenido varias noches de vigilancia por asuntos de fiebre, vómitos o diarreas. También una que otra noche en un hospital por alguna emergencia (como cuando se cayó de la cama).
Mi niño es muy activo y ya no está tomando su siesta. Así que durante el día tengo poco tiempo para hacer cosas de la casa porque se lo dedico a él. Entonces solo me queda la noche para organizar alguito, compartir con mi esposo y poder sentarme a escribir para compartir algunas de mis anécdotas contigo.
¿Por qué las madres no duermen? Estamos demasiado ocupadas haciendo lo que nos gusta como para cerrar los ojos. Desde que soy mamá los días son tan cortos que quiero disfrutar cada cosa del desarrollo de mi hijo y también seguir creciendo como mujer. Así que, dicen que no se puede tener todo lo que uno quiere en la vida. Siempre hay que sacrificar algo. Pues, aquí estoy sacrificando mis horas sueño. ;)
Y tú, ¿desde cuando no duermes como deseas?
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