Japón es el país del mundo con una mayor esperanza de vida (83,7 años) y el que más personas centenarias tiene con un número que supera las 65.000 personas. El método Hanasaki explica el porqué. Sobre todo están en las zonas alejadas de las grandes y estresantes urbes como son como Tokio o Kyoto. Curiosamente queremos destacar que el segundo país del mundo con más centenario es España y se habla de que en pocos años será el primero en esperanza de vida, aunque en este artículo nos vamos a centrar en el estilo de vida japonés.
El método Hanasaki (flor que florece”) es un estudio que se ha convertido en un libro donde su autor, Marcos Cartagena, explica el sistema de nueve pilares para que esta longevidad japonesa elaborado como resultados de sus 16 años estudiando a fondo la cultura nipona en la cual ha vivido. Este escritor es también el fundador de la agencia de viajes Descubriendo Japón.
El autor ha creado el citado método analizando como viven las poblaciones niponas con más esperanza de vida. Se explica por qué los japoneses viven tanto y tienen un vejez con menos enfermedades y patologías. Las islas de Okinawa ocupan los lugares más bajos en la incidencia de enfermedades crónicas como la diabetes o el cáncer.
A continuación se enumeran qué aspectos relacionados con la alimentación se extraen de ese método:
- Hara hachi bu: no comer hasta saciarse. La traducción literal es “barriga al 80 por ciento”, es decir, no comer hasta llenarse totalmente. Según los japoneses si comemos hasta estar hartos, ese pequeño exceso es el que hace daño. La digestión es más difícil haciendo que nos sintamos más pesados. Según ellos en Occidente esa costumbre provoca problemas de obesidad, diabetes, problemas hepáticos…”, apunta Cartagena.
- Comer despacio y masticar bien. Al masticar correctamente, el estómago trabaja menos. Desde pequeñitos, los niños japoneses son instruidos en comer despacio, sin prisas y masticándolo todo bien. Al masticar una persona se sacia más, y come menos.
- Pocas calorías. En Japón se consumen una media de 400 calorías diarias menos que en España donde la cifra es de 3.183, según datos de 2013 de la FAOSTAT. Está demostrado en laboratorio que las dietas hipocalóricas alargan la vida.
- Hidratos de asimilación lenta. La dieta japonesa tiene una alta tasa de hidratos de carbono que extraen de la verdura, la fruta y los cereales, que son de asimilación lenta y no se convierten en grasas tan rápido como otro tipo de hidratos”.
- Poca carne. En el siglo VII se prohibió la carne en Japón y solo se tomaba como medicina, no fue hasta la segunda mitad de la década de 1960 cuando se popularizó. El incremento del consumo cárnico coincidió con una importante bajada del número de apoplejías cerebrales. Las fuentes de proteína son variadas: pescado, algas, soja fermentada (miso y sopa de miso, tofu) y un bajo consumo de carne. Esa combinación les funciona muy bien según el sistema Hanasaki.
- Comer alimentos de temporada. Es habitual que los ancianos dejen a la naturaleza marcar el ritmo, y no recurrir a vegetales de otros lugares o de cultivo forzado en invernaderos.
- Comer de forma tradicional. En las zonas más rurales de Okinawa no hay supermercados. En su lugar se encuentran pescaderías, carnicerías y puestos de verduras y frutas. Por lo tanto el consumo de alimentos procesados típico de las cadenas de alimentación es mucho menor.
- La dieta no debe ser un factor de estrés. En Japón no están obsesionados por la dieta, y curiosamente es el país con menor tasa de obesidad del mundo. Tiene un 4% de tasa de obesidad cuando hay países donde se llega al 30%. Los japoneses piensan que cantidades razonables evitan el aumento de la obesidad en la población”. Puede que el secreto sea la regla de mucha verdura, fruta y pescado.
- Hábitos saludables. Las costumbres de vida saludable también explican la calidad de vida de los centenarios japoneses. Practican una actividad continua que los mantiene siempre ocupados, hacen deporte de forma moderada, tener una buena rutina del sueño (entre seis y ocho horas) con horarios regulares, evitar hábitos tóxicos, tomar el sol con moderación y darse baños en aguas termales (en los llamados ‘onsen’).
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