Revista Diario

¿Por qué los niños necesitan tanto de las madres?

Por Zulema @MamaEsBloguera

A esta pregunta se puede responder desde la simple lógica. Pensemos en un recién nacido, es totalmente incapaz de cuidarse solo, necesita que le alimenten, le cuiden y le protejan y esto suele ser misión normalmente de la madre. Desde que nacen y aproximadamente hasta los tres 3 años de edad los niños establecen una relación de dependencia con sus cuidadores.

Necesitan estar siempre en contacto con sus padres, es algo que ha sido estudiado por psicólogos y sociólogos, observando que no se trata solo de una cuestión de cubrir las necesidades básicas si no de mera supervivencia.


La evolución nos ha hecho que seamos dependientes hasta alcanzar la madurez


Biológicamente los seres humanos no nacemos preparados para desenvolvernos solos, al contrario de otros mamíferos que son capaces de andar y alimentarse solos nada más nacer, nosotros precisamos durante mucho tiempo de los cuidados y atenciones de nuestros padres para sobrevivir.

De ahí que para un niño sea primordial mantener siempre el contacto físico y visual con sus padres, estamos programados para ello. Pero además es algo necesario para tener un adecuado desarrollo emocional, hay teorías que defiende que este apego es negativo ya que crea niños dependientes, pero la verdad es que los niños que mantienen estrechos lazos afectivos durante sus primeros años de vida con sus padres son mucho más seguros y tienen más confianza en si mismos que los que no.

Esto es comprensible, el niño que ve cubiertas sus necesidades de afecto tiene mucha más seguridad y se atreve a explorar, a ir más allá de lo conocido, es más curioso porque sabe que detrás cuenta con el apoyo de sus padres. En cambio los niños sin estos lazos afectivos no están tan seguros del apoyo paterno y por tanto se muestran más temerosos a la hora de buscar su autonomía.


No sólo necesitan a las madres para tareas físicas, sino psicologicamente su dependencia es enorme


Pese a que esta necesidad es mucho más acusada cuando los niños son pequeños, se mantiene según van creciendo aunque de otra manera. El niño ya no necesita ser alimentado y no tienen la necesidad de la presencia constante de su madre, más bien al contrario, pero lo que sí que sigue necesitando es esa figura que le inspira tranquilidad, amor y confianza. La madre sigue siendo durante muchos años una figura en la que buscar consuelo, con la que contar en los malos momentos y a la que acudir en busca de consejo. Para ello se debe trabajar esta relación desde el principio, apostando por la comunicación y dejando claro a los hijos que siempre estaremos allí.

Desde que nacen los hijos se apoyan en sus padres, en ese momento se crea un vínculo que va a ser muy difícil de deshacer. Los padres no solo van a alimentar y cuidar a sus hijos, también les van a educar, orientar, formar en un modelo de vida, y todo ello hace que, para los hijos, sus padres vayan a ser un referente durante toda su vida. Hablamos por tanto de una necesidad biológica que deriva en una relación afectiva en la que, aunque el objetivo sea que los hijos cada vez nos necesiten menos, siempre mantendrán un estrecho lazo.


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