Según publican los expertos en la revista Scientific Reports, el origen posiblemente sea la intensa oxidación que produce, en una atmósfera sin oxígeno, la pirita. Porque al disolverse, las micropartículas de este mineral -formado casi a partes iguales por hierro y azufre- generarían la precipitación de óxidos y sulfatos de hierro, con su típico color rojo.
"Durante su disolución, la pirita, el disulfuro de hierro (FeS2) más común en la Tierra, es capaz de producir sustancias muy reactivas, entre las que se encuentra el peróxido de hidrógeno -comúnmente conocido como agua oxigenada- y un conjunto de radicales libres muy inestables", indica Carolina Gil Lozano, investigadora del CSIC en el Centro de Astrobiología de Madrid y autora principal del estudio.
Su trabajo sugiere, pues, que la disolución de micropartículas de pirita desencadena un poder de oxidación capaz de funcionar incluso en atmósferas carentes de oxígeno como Marte.
Para llegar a esta conclusión, los científicos han combinado modelos computacionales y experimentos de laboratorio. En concreto, diseñaron un reactor para registrar mediante espectrofotometría y sensores la formación y descomposición de las sustancias citadas en atmósferas controladas.
Gil Lozano explica los detalles técnicos del proceso químico que "ruboriza" al planeta vecino: "Los datos obtenidos sugieren que el peróxido de hidrógeno generado por la superficie de la pirita reacciona con hierro liberado en el transcurso de su disolución mediante la llamada 'reacción de Fenton', formando una gran cantidad de radicales libres en solución. A partir de esos datos, construimos un modelo cinético para analizar la evolución de los radicales libres involucrados en el proceso".