Y aún no es así del todo exacto.
Sólo me gusta aquello que suelta los resortes del mecanismo enajenador de mi espíritu. ¿Pero qué es ello? Esas figuras grandemente restauradas, esas pequeñas columnas de ojiva, cuatro o cinco grecos.
¿Qué he venido, pues, a buscar a Toledo?
¿Por qué me conmueve de esta manera tan intensa Toledo, a pesar del calor de los días de mi visita, a pesar de mi flojedad y cansancio, a pesar de que tanto abunda en monumentos que nada me dicen?
¿Y seguiría conmoviéndomé así esta ciudad, si no encerrase ninguno de los monumentos que me agradan, ninguna de sus obras pictóricas?
¿A qué se reduce mi amor por Toledo?
René Schwob. Profundidades de España (1929)