Debo decir que nunca fui una niña obesa, de hecho, hasta los 14 años era más bien flaca, pero fue desarrollarme y empezar a pillar kilitos. Esos cinco kilos que siempre me han sobrado y que llevo años intentando quitarme de encima. He probado todo tipo de dietas y la verdad es que nunca he sido persona de comer muchas guarrerias ni comida basura, pero algo en mi alimentación estaba fallando y hasta hace un par de años no descubrí lo que era.
El estilo de vida y algunos alimentos que mi cuerpo no aceptaba bien, eran los culpables de que no consiguiera adelgazar. Por un lado, por casualidad, descubrí que era intolerante a la lactosa. Una amiga que durante años estuvo tratándose de hernia de hiato (algo que a mi también me habían diagnosticado hace años), al hacerse una prueba especial, descubrió que el problema no era ese, sino que era intolerante a la lactosa. Cuando me explicó los sintomas que tenia, se me encendió la bombilla "¿Y si a mi me pasaba lo mismo?". Hice la prueba durante unos dias y me di cuenta que cada vez que tomaba lácteos, mi cuerpo reaccionaba mal, con una digestión muy pesada, hinchazón y gases. Años pensando que tenia retención de líquidos y resulta que el problema era que no toleraba los lácteos.
-El primer cambio que hice tras darme cuenta de la realidad fue cambiar los lácteos por productos de soja, mucho más sanos y más digestivos. Con este sencillo cambio conseguí tener digestiones más ligeras y evitar la hinchazón que me llevaba de cabeza hacía años. Ese fue mi primer avance.
-El segundo empezó por un cambio de mentalidad al ver ciertos documentales e información sobre la industria cárnica. Yo siempre he adorado a los animales y la verdad, nunca he sido muy carnívora, pero tras ver algunos estudios y cómo trataban a los animales en las industrias cárnicas, decidí no volver a probar ni un trozo de carne. Era ver una bandeja de carne en el supermercado y me venían todas las imágnes que había visto, a la cabeza. En ese momento fue cuando cambié la proteína animal por la proteína vegetal. Al principio iba un poco desorientada ya que no quería volver a comer carne pero tampoco quería tener una alimentación deficiente, así que me fui informando sobre el tema y me di cuenta de la gran variedad de productos vegetales que podía consumir sin tener carencias en mi alimentación. Este cambio me ayudó a sentirme mejor ya que mi cuerpo asimilaba mejor este tipo de proteínas y tampoco acumulaba tantas toxinas. Con estos dos cambios note que poco a poco iba bajando peso, así que me sentía genial, pero aún faltaba un tercer cambio, el definitivo.