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Por qué no deberías inspirarte en los casos de éxito

Publicado el 05 abril 2021 por Efectivida @efectivida

¿Conoces algún caso de éxito? ¿Te inspira para seguir adelante? Posiblemente esto tenga que ver con las neuronas espejo, que ayudan a ejecutar un proceso que vive en nosotros desde que nacemos: la imitación.

Nos encanta conocer historias de personas que han luchado contra viento y marea, y han logrado los resultados que todos soñamos.

Justo ahora estoy leyendo un libro titulado «Maestría», de Robert Greene. Es un libro fabuloso, y aunque te recomiendo pasar de largo la primera sección al completo, contiene enseñanzas valiosas. El libro contiene muchísimos casos de éxito de personajes. Además, enriquece las historias con detalles poco conocidos. Así que es como una inyección psicodélica para tus neuronas espejo.

El problema de los «casos de éxito»

Pero hay un problema. Justo hubo otro libro que me lo enseñó. Es el libro «Cisne negro», de Nassim Taleb. Un auténtico ejercicio de realidad. Bastante más pesado de leer, pero con algunas enseñanzas que se te quedan de por vida.

Lo que el profesor Taleb explica es que un caso de éxito envuelve inevitablemente muchos casos de fracaso. Además, la forma de contar los casos de éxito es siempre regresiva. Te cuento la historia porque tuvo éxito. ¿Por qué tuvo éxito esta persona? Por esto, por esto y por esto. Pero… si la realidad es que muchos hicieron exactamente lo mismo, ¿por qué todos los demás fracasaron?

Además, si haces un repaso de todos los casos de éxito y los intentas juntar, verás que hay muchas incongruencias. En el caso de uno, triunfó gracias a que persistió en ese proyecto en el que nadie creía. Pero otro consiguió lo que quería a base de saber dejar ir proyectos que no funcionaban. Hay algunos que progresaron gracias al apoyo de sus amigos y familia, pero otros tuvieron que abandonarles para empezar a caminar.

Los factores «extra»

Quizá hayas sentido esto personalmente: Intentas imitar todas las técnicas que aprendes, le echas el resto, pero no parece que tengas los mismos resultados que Michelángelo, Elon Musk o Warren Buffett.

¿Dónde está el fallo?

Es evidente que lo que a estos personajes les funcionó debería funcionarte a ti también. Ya sabes, persistencia, aprendizaje continuo, resiliencia, sinergias… y todas esas palabras tan bonitas.

Yo también pienso que todo esto funciona, al menos en general. Estoy convencido de que a las personas que no persisten, que dejan de aprender, que no se adaptan, que no piden ayuda… les va peor que aquellas que se esfuerzan por mejorar.

Aún así, creo que es lógico pensar que también hay otros factores. Las circunstancias, el lugar donde naciste, el tipo de crianza, y el factor suerte tienen mucho que ver.

Aquellos que consideramos casos de éxito cumplieron con los requisitos mínimos, pero además, tuvieron circunstancias favorables.

Ninguno de estos grandes personajes hubiesen logrado absolutamente nada si les hubiese caído un rayo mortal encima. Y no sabemos cuántas personas hubieran logrado cosas importantes si no les hubieran caído un montón de rayos simbólicos en sus vidas.

Por qué basar tu éxito en otros es un error

Por eso, intentar basar tu éxito en la vida de otros, es en sí mismo, un error que te puede llevar a una frustración tremenda. Porque recuerda, y siento decirte esto: lo más probable es que no consigas lo mismo que ellos.

Además, en todos los casos de éxito se suelen omitir detalles importantes. Sí, consiguieron esto y esto otro, pero, ¿qué perdieron en el camino? ¿Quizá familia, amigos, contentamiento personal? ¿honor?

Claro, no suena tan vistoso decir que alguien fue un buen padre, o un buen amigo. Hay pocas películas y libros sobre esto. Parece que si no fundaste una gran empresa o no llenaste una vitrina con un montón de trofeos, no eres nadie.

Pero esto no es cierto. Por lo menos, depende de para quién. Con frecuencia, las personas más cercanas a estos grandes ídolos, son los más perjudicados por sus carreras. Al final, los más allegados no ven el éxito, sino las vergüenzas.

Por eso, pregúntate. ¿A quién valoras más? ¿A tu madre que te cuidó con esmero y te hacía tu comida favorita o a ese a quien intentas imitar porque tiene unas fotos en instagram espectaculares? ¿Por quién llorarás más cuando falte?

Con la globalización y la acumulación de historia, ahora somos capaces de saber mucho sobre personajes que han cambiado el mundo. Podemos aprender de ellos, pero no para ser como ellos, sino para ser la mejor versión de nosotros mismos. Nuestras mejores empresas son nuestra familia, nuestros amigos, nuestros valores, nuestra fe. Si logramos hacerlo medianamente bien, habrá sido un buen negocio, uno de mucho éxito.

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Publicado por: EfectiVida - Efectividad, organización, productividad y desarrollo personal


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