¿Por qué no hago, lo que sé, qué tengo que hacer? 1ª Parte.

Por Pedro Goni @pereorienta
                Hoy me he levantado temprano,  es jueves, tengo que escribir un artículo, a las 8:00 ya estaba frente a la hoja en blanco, son las 10:29, comienzo a escribir.  Tras dos horas y media, no he escrito nada, he leído un par de artículos, algunos videos de youtube, chorradas varias en facebook. ¡TEMAZO!: Procrastinación o el arte de posponer para más tarde, lo que tengo que hacer. Menudo palabro, toda la vida ha sido "hacer el vago", aunque hay gente que trabaja mucho para no trabajar o hace que trabaja, que también "viste mucho".
   En mi época de estudiante,  conocí a grandes procrastinadores, recuerdo en especial a un compañero que se pegaba horas inventando lo que hoy se llama; ergonomía del puesto de trabajo, de estudio, en este caso.  Residencia de estudiantes, C.E.I de Huesca, exámenes finales de COU, Pepe (el nombre es ficticio) viene a mi habitación, contento, exultante, con chispitas en los ojos:
   -¡Goni, ven, ven, mira, lo que he construido!  Dormíamos en literas y teníamos una mesa grande donde podían estudiar cuatro personas con facilidad. Pepe había metido la mesa entre las dos camas, tenía una caja con los rotuladores y colores necesarios, alambres, pinzas para colgar los apuntes más importantes y un montón de "ventajas" pensadas para aprovechar mejor el tiempo de estudio.
   -Pero Pepe, ¿Cuánto tiempo te ha llevado tu invento? ¿Has estudiado? ¡Qué mañana tenemos examen de lengua! Eran las once de la noche, por primera vez en su vida, durmió encima de una cama y debajo de una mesa al mismo tiempo. No recuerdo como le fue el examen, imagino que no muy bien. Menos mal que ahora es ingeniero industrial y no profesor de literatura. Pepe, me imagino que te habrás reconocido, un abrazo. 
   La procrastinación es una conducta evasiva ante una tarea futura, es una conducta totalmente natural. El león no se levanta hasta que el hambre despierta sus automatismos de caza.  Pero el león no tiene la capacidad de predecir el futuro, ni el estado emocional en que se encontrará mientras esté cazando.  Es una lucha entre el hedonismo y la razón, entre el animal que llevamos dentro y la inteligencia ejecutiva; la capacidad de dirigir nuestra conducta, la capacidad que nos hace humanos. ¡Qué cosas dices! Entre tocarte las pelotas, o tener que trabajar.    Tenemos que realizar una tarea, no tiene que ser negativa, pero sí, ser considerada como importante, nosotros anticipamos las emociones que vamos a sentir,  evaluamos:  ¿Seremos capaces? ¿Vamos a ser observados? ¿Tenemos ganas, no tenemos? A ver si mañana me entran. Indecisión en el cómo hacerlo, dudas... Esta evaluación se traduce en una emoción en la actualidad, una activación de mayor o menor grado, desde un pequeño grado de estrés hasta el pánico más horrible, que se disuelve como un terrón de azúcar cuando: -"Si queda mucho tiempo... Ya lo haré, la semana que viene" Un refuerzo negativo como una casa, un premio a la ansiedad, que hace que se mantenga el hábito.
   Lo cierto es que todos lo hacemos en ocasiones, y en la mayoría de los casos no supone ningún problema en la vida diaria, conseguimos hacer las cosas, más o menos bien o las dejamos pasar. Tal vez no se dé cuenta el jefe... Resulta que al final no eran tan importantes. Pero puede convertirse en un hábito peligroso, en un trastorno, es una cuestión de grado, tanto de cantidad, como de calidad, depende de la responsabilidad que tengamos entre manos. Muchacho, ve al bar y dile al jefe que suba, que al paciente se le termina la anestesia.    Y el placer que se siente al dejar para mañana algo que tenías que hacer hoy... ¡Impagable! Pero no empieces a tener remordimientos y disfruta el tiempo que te brindas.  Si se procrastina, se procrastina bien.  El procrastino de procrastinopla...    Ahora voy a proscrastinar un poco... La semana que viene la solución.
   Gracias a todos y si os ha gustado, compartid. Suerte.