Este pensamiento nuclear, contradice lo que se suele ver en las empresas españolas. Durante estos meses estoy breando con distintas compañías que tienen que actuar como proveedores. En este país llamado España te das cuenta si rascas que hay una obsesión máxima: la fiscalidad. Y eso es muyyy triste. Tristísimo. Eso nos indica que una empresa está en su tercera edad.
Veamos como se observa estar acabado como empresa. Analicemos una cuenta de resultados ¿que es lo que aporta entradas ingresos?
-Ingresos recurrentes por venta de producto
-Ingresos Extraordinarios por venta de producto
-Ingresos recurrentes por comisión de servicios
-Ingresos Extraordinarios por comisión de servicios
-Rendimientos Financieros
A grosso modo sólo eso. Y ¿que es lo que quita a grosso modo principalmente?
- Gastos de Personal
- Gastos por Aprovisionamientos
- Otro Gasos
- Amortizaciones
- Gastos Financieros
- Impuestos
Piense 10 segundos en por qué una empresa basa (se obsesiona) principalmente su estrategia en la última línea... Exacto: Ni puede aumentar ingresos, ni puede reducir sus costes.
Y de cara a la inversión ¿bueno o malo?: Es obvio. malo, malísimo. Implica inmobilismo. Por aquí y por allá oirá que muchas de las empresas Españolas están obsesionadas por sus deducciones y exenciones fiscales.
Una empresa debe de hablar de como va a hacer crecer sus ingresos y como va a reducir costes y si aplica soluciones que aporten solución ambos problemas, perfecto. Y si además reduce gastos fiscales, pues mejor.
Pero cuando una empresa que se pasan el día lloriqueando sobre los impuestos (puede ser por un sistema agobiante, como empieza a ser el caso de España) exclusivamente... está ante una empresa difunta. Es muy parecido a esas empresas que llevan 400 años haciendo lo mismo y acuden a una ampliación de capital sin meterse en nuevas aventuras ¿Para que invertir en un negocio que no crece o a la que al menos le mantienen sus rendimiento financieros?
En cualquier empresa para hacer una tortilla hay que romper los huevos y vigilar cuanto dura la tortilla antes de tener que romper otros. Un exceso de celo en la fiscalidad frente a otros aspectos indica que no quedan huevos por romper.
Piense por usted mismo.
¡Suerte!