¿Por qué no iría yo en el avión?

Publicado el 04 abril 2015 por Javiersobrevive

Cuando llegan estas fechas de vacaciones de Semana Santa pasa casi siempre un poco lo mismo, te reencuentras con muchas personas que llevabas sin ver desde el verano o también conoces a gente nueva. El otoño y sobre todo el invierno es como una época de cierta reclusión en la que, como los osos, nos protegemos del frío y no salimos demasiado fuera de nuestras cuevas; nos escondemos y no hacemos demasiada vida social. Es la Semana Santa, normalmente, la época en la que casi todo el mundo nos desperezamos y asomamos el hocico fuera de nuestros refugios de invierno.

Ya llegó, ya empezó a calentar un poco el sol de nuevo coincidiendo este año justo con la Semana Santa y ahí hemos vuelto a aparecer todos, como frotándonos los ojos por la claridad y hablando de nuevo con la gente que ya llevábamos algún tiempo sin hablar.

No se si será sólo cosa mía o algo más o menos generalizado, pero me da la sensación que este invierno ha sido demasiado frío y triste para mucha gente, yo diría que por el ambiente reinante más bien para la mayoría. Y sucede, además, que este año el fin del invierno prácticamente ha coincidido con la trágica noticia del asesinato de los pasajeros del avión de Germanwings, si asesinato, si nos fiamos simplemente de la versión oficial eso es lo que ha sido, un asesinato. Para los que se fíen de la versión oficial un asesinato a manos del copiloto del avión, para los que no nos fiamos de la versión oficial un asesinato a manos de unos desconocidos.

Una de las frases que más me han impactado últimamente ha sido una que escuchado muy recientemente; me presentaron a una señora ya mayor, madre de un chico fallecido de cáncer con cuarenta y tantos años y ante el saludo inicial y la típica pregunta de rigor de: “¿que tal estáis?” Ella sólo dijo: “la verdad, cuando el otro día vi el accidente de avión sólo pensé, Dios, ¿por qué no iría yo en ese avión?” Todos protestamos, le corregimos y le dijimos que no tenía que pensar en esas cosas, pero la verdad es que a nadie nos extrañó, hay muchas veces que el desarrollo de nuestras vidas nos lleva a pensar cosas como esas, aunque no las digamos en público; padecemos todos una especie de tristeza contagiosa, una especie de mal humor contagioso tan extraño que incluso creo que nos resulta hasta reconfortante ver lo generalizado que está, tiempos difíciles.

No estoy yo dispuesto a escribir todo esto para que todos nos enseñemos nuestras heridas unos a otros e incluso presumamos de ellas, todo lo contrario, me gustaría que todos nos curáramos heridas e incluso esas curas las hiciéramos unos con otros. Para eso vuelvo a utilizar la tragedia del avión, ¿no será mejor darnos cuenta con la tragedia del avión de la suerte que tenemos en lugar de removernos en esa contagiosa tristeza? ¿no será mejor utilizar esa desgracia como una especie de terapia positiva que nos ayude a curar nuestras heridas e incluso a hacerlas cicratizar?

Pues yo creo que va a ser lo mejor, mejor pensar en lo maravillosa que es la vida, en los buenos y escasos que son los buenos momentos que tenemos entre mala noticia y mala noticia y disfrutar de ellos lo máximo posible. Decirle a esa señora que quería haber ido en el avión que no, pero con mucho más convencimiento, estando seguros que es mejor no haber estado en ese avión, a pesar de las desgracias que hayamos tenido a nuestro alrededor. Apreciar lo que tenemos, aunque sea poco, y dejar de añorar lo que hemos perdido o lo que no tenemos, ni tendremos nunca. Nos pasamos toda la vida a la expectativa, todo el día esperando: Por la mañana, esperamos que llegue la tarde para dejar de trabajar y volver a casa; los lunes esperamos que llegue el martes, con la ilusión de que el viernes llegue pronto. En Septiembre esperamos las Navidades, en Enero esperamos la Semana Santa y en Abril esperamos al verano; siempre esperando y nunca disfrutando del momento, siempre añorando el pasado, esperando el futuro y no disfrutando del presenta; así es difícil vivir tranquilo.

Que las desgracias de otros nos sirvan de enseñanza a los que no nos toca, vivir es una suerte y disfrutar de la vida es algo necesario que además nadie puede hacer por nosotros. Los malos momentos son normales, vamos a intentar no hacerlos eternos.

“Veo arboles verdes , rosas rojas también
los veo florecer , para mi y para ti
y pienso que es un maravilloso mundo

Veo cielos de azul y nubes de blanco
El día glorioso y brillante, la oscura noche sagrada
y pienso que es un maravilloso mundo

Los colores del arco iris son tan hermosos en el cielo
son también las caras de las personas que van por ahí 
Veo amigos estrechándose las manos diciendo ¿como estas?
cuando en realidad quieren decir te quiero

Oigo bebes llorando, los veo crecer
ellos aprenderán mucho mas de lo creen
y pienso que es un maravilloso mundo
Si, pienso que este es un maravilloso mundo”