Como ya os comentaba en el Balance que hice hace algunos días una de las cosas de las que me siento más feliz de hacer en el blog es la sección Contagiando libros.
No será que en el cole no se insista, ya que existen mil planes de animación a la lectura e inventos varios ( mi último intento, la bibliopatio); tampoco será que no haya variedad de colecciones, libros ilustrados preciosos y hasta libros de olores... eso sí, caros, porque los libros son caros. Sin embargo creo que la mayoría de padres pagarían gustosos por que su hijo fuera un lector avezado y al fin y al cabo, cualquier videojuego o juguete es más caro.
Yo creo que el problema reside en lo que conlleva el acto de leer. La lectura es un acto de introspección; cuando lees, te abstraes de todo, son momentos de soledad buscada y de silencio deseado, de ensoñación y de reflexión. Así que para leer se necesita tiempo y silencio...Y estos dos elementos son caros y hasta ...raros? Vivimos atropelladamente, los jóvenes (y no tan jóvenes) van a tope, cargados de deberes, obligaciones y extraescolares; no tienen mucho tiempo libre. Además no saben lo que es el silencio, si no está en marcha la tele lo está la música. ¿Soledad? Bueno, hoy día se trata de una soledad sui generis, ya que con las tecnologías están hiperconectados todo el santo día....así que ni eso.
Con este panorama: ¿Qué podemos hacer? Creo que el único remedio es que desde pequeños tengan el hábito de leer dentro de su rutina, propiciar en casa que haya un momento de calma, de tranquilidad, de tele apagada, momento que se dedique a mirar y a leer libros, sea después del baño o al irse a dormir; también aconsejo que tengan un rincón de libros a su alcance, aunque sea una cesta en el suelo. Si no sabes qué regalarles, regálales un libro, es una norma que siempre he aplicado cuando han traído buenas notas, el ratoncito Pérez, Navidad...
Si de pequeños siembras en ellos el gusto por la lectura, esa semilla crecerá, e incluso aunque a temporadas (como nosotros mismos hacemos) dejen de lado la lectura, nunca la perderán del todo.
Y no nos engañemos, no hay nada que pueda sustituir el leer, no sólo aprendemos, reímos, lloramos, sentimos....además, leer (igual que escribir) cura, es absolutamente terapéutico.
Aquí os dejo por último un poema de Unamuno sobre leer que me gusta mucho.
Leer, leer, leer, vivir la vida
que otros soñaron.
Leer, leer, leer, el alma olvida
las cosas que pasaron.
Se quedan las que quedan, las ficciones,
las flores de la pluma,
las solas, las humanas creaciones,
el poso de la espuma.
Leer, leer, leer; ¿seré lectura
mañana también yo?
¿Seré mi creador, mi criatura,
seré lo que pasó?
Mar CalbetóBlog Litterashttp://litterasmar.blogspot.com.es/
Ni que decir tiene que como madre intento inculcar el "Placer de la lectura" y desde luego he llegado a una conclusión.... a veces por mucho que educadores y padres nos "emperremos" en que nuestros hijos lean no funciona si no sabemos despertar en ellos el interés.... por lo que es crucial saber elegir esa lectura que les pueda atrapar a ellos.No siempre la lectura que nosotros les escogemos genera en ellos un interés.... no nos engañemos.. ellos también tienen sus gustos. Por lo que creo que es vital que vayamos a las librerías con ellos y que sean los niños, bajo el parámetro de los libreros, quienes escojan lo que les apetece leer.Mamadedos