Por qué no nos vamos a ir a la B

Publicado el 01 enero 2013 por Rodrigofino @finorodrigo
Ese título no es una expresión de deseos cuando el año recorre los primeros minutos. Y hacerlo en un año que termina en trece es una conjura contra la necedad de la supuesta mala suerte que la mitilogía numérica, siempre superticiosa, le adjundico a ese número. Si, es una afirmación de la que pocas hinchadas pueden jactarse de hacer y la de Indepenediente es una de ellas. Guste o no. Moleste o no. Hay cierto orgullo imposible de ocultar que un club nacido del otro lado del Riachuelo sea tan grande como lo es Boca o River. Independiente entre muchas cosas fue siempre un forúnculo en el medio del mismo, maldito e irrespetuoso de aquello que los medios querían edificar entre Nuñez y la Boca. Había una casaca roja testaruda, anclada en Avellaneda, que llenaba las vitrinas de copas, hinchaba las redes de goles y que, para más datos, jugaba, juega aún en las malas, de igual a igual contra cualquiera y en cualquier cancha. Si hace falta repasar la historia reciente y en un 2012 más que olvidable, la Bombonera se enmudeció con un 5 a 4 que aún les duele en el alma. Si, con la gloria pasada no se gana en este presente mediocre y acusiante. Si, no se gana nada durmiéndose en las referencias morales de los grandes años idos o en un orgullo, pasión y grandeza que hoy se ven arrinconados por un promedio que amenza ser fiero y chúcaro. Si, no sirve de nada festejar un partido por que hay que festejar campeonatos. Si, el Bocha, Gustavo López, Garnero o el Kun ya no están en la cancha. Si, a tantas cosas y sobre todo que lo único que sirve es ganar y hacer más goles que el rival. Pero la historia es una gran maestra. Su docencia deja una huella imborrable y allí dice que la valentía es lo que cambia la historia, por que cuando todo está perdido, todo está por ganarse. A Independiente se le puede colgar cualquier adjetivo, el de amargos por ejemplo que es verdad y es parte de nuestro orgullo, pero nunca que no fue y es un equipo valiente y allí está nuestro sexto elemento. Por eso no nos vamos a ir a la B, por valientes.