Rivas --y bien lo sabe el PP que intenta desde su atalaya dispararnos a cañonazos--, es y ha sido modelo de ciudad diferente, donde ha habido una apuesta real por los servicios públicos (cultura, juventud, deporte, etc.), por la solidaridad (memoria histórica, cooperación internacional, cambio climático, etc.). Un ejemplo de la izquierda, una referencia para muchos municipios progresistas.
Todo eso no quiere decir que Rivas sea una ciudad perfecta y que IU, después de 24 años, lo haya hecho todo bien, pero se puede afirmar que el balance es positivo. Al menos así lo han considerado los vecinos hasta las últimas elecciones donde volvieron a dar su confianza a Izquierda Unida, de forma aplastante.
En el panorama nacional, el partido Podemos ha irrumpido hasta hacer temblar los cimientos del bipartidismo, de la falta de participación, ha sido capaz de ilusionar y de hacer creer a gran parte del electorado español en una nueva forma de hacer política. Algo en lo que IU tampoco ha acertado, incapaz de evitar ser el pepito grillo de la política. La plana mayor de Podemos ha sido capaz de insuflar una nueva posibilidad real de cambio.
Pero Podemos sabe que en el calor de ese despertar político puede haber quien quiera cobrarse, de forma oportunista, intereses contrarios a su intención de regeneración, participación y nuevas formas políticas. De ahí que la decisión de no concurrir a las elecciones municipales, como tal, es porque saben que su marca puede ser un coladero para personajes con ambición personal. La apuesta de ir a las municipales en procesos plurales donde encontrarse con otros colectivos y partidos es un acierto. Se trata de dar la palabra y la acción a los ciudadanos para que ganen las instituciones que el bipartidismo les ha robado.
Sin embargo, en Rivas, no hay instituciones que ganar, ni el PSOE –desarmado y en constante retroceso— y el PP –interesado en combatir a IU de Rivas a cañonazos desde Génova— han sido incapaces de conseguir el beneplácito de la ciudadanía ripense. En Rivas hay que defender lo conquistado, y hacerlo entre todos los que creen en un proyecto progresista y validado por los ciudadanos. No se trata de enfrentarse a Izquierda Unida, sino de desarrollar un proceso en el que la incluya, de seguir construyendo una ciudad diferente.
Esa es la línea a la que apunta una candidatura fruto de un proceso de debate ciudadano participativo. Una coalición –similar a la liderada por Ada Colau en Barcelona— en la que participan IU, Equo y un partido instrumental creado por vecinos activistas de diversos colectivos: “Somos Rivas” (por cierto, a título personal también participan militantes de Podemos). Frente a ello, es inexplicable la actitud del círculo Podemos de Rivas que, haciendo caso omiso a las decisiones de sus órganos, han creado una marca blanca: “Rivas Puede”, para saltarse la decisión de su partido a nivel estatal de participar solamente en procesos unitarios de convergencia.
O sea, están usando una estructura de su partido para crear otro, lo que –así parece que se lo han hecho ver incluso desde la dirección regional de su partido— les han recriminado y hecho cambiar el logo, puesto que era calcado al de Podemos.
Lo sorprendente es que algunos de sus miembros reconozcan –lo han escrito en redes sociales y a mí me lo ha reconocido un miembro destacado— que la razón de no haberse adherido a “Somos Rivas” no es otra sino que IU tiene demasiado prestigio en Rivas y sus dirigentes son muy conocidos. Se ve que según Podemos Rivas lo importante es competir contra Izquierda Unida, Equo y otros sectores sociales, no unirse y entre todos poder mejorar la gestión municipal.
Y es que algunos de sus insignes impulsores, a los que conozco de militancias pasadas, llegan a calificar de neoliberales las políticas que ha impulsado IU desde el ayuntamiento de Rivas. Todo ello empleando prácticas impropias de la nueva forma de hacer política que propugnan. Sin ir más lejos, yo mismo he recibido en mi correo personal, una convocatoria de Podemos invitándome a participar en “Rivas Puede”, sin que haya dado autorización para que utilizaran mis datos personales. Lo que me hace pensar que Podemos de Rivas está usando contactos recabados en otras iniciativas o plataformas para engordar su base de datos, algo que vulnera la ley de protección de datos. Habiéndoselo hecho saber, ni tan siquiera se han dignado contestarme para reconocer su error. Por cierto, que ya he tomado las medidas pertinentes.
Es una pena que el cortoplacismo, la ceguera del momento, la ambición inconfesada o el sectarismo de miembros de Podemos Rivas, que difícilmente pueden identificarse en su perfil político, con el despertar ilusionante que ha supuesto su partido en el panorama político nacional, supongan una traba para que todas las fuerzas de izquierdas y la ciudadanía indignada se entiendan en un espacio unitario, y peor aún, que todo ello pueda poner en riesgo lo que Rivas significa en nuestra vida cotidiana como vecinos, y en el imaginario progresista de un país que necesita referentes como el de esta ciudad. Por eso yo lo tengo claro: experimentos, con gaseosa; mejor los procesos sinceros y generosos en los que se suman fuerzas.
Salud y República
P.D. Por cierto, la Comisión de Garantías Democráticas de Podemos ha dictaminado una resolución contra el círculo de Podemos de Rivas por haberse saltado las normas emanadas del Partido Podemos, habiendo creado un partido paralelo y de falsa unidad democrática, además de haberlo hecho con menos militantes de los requeridos. Esta comisión de garantías solicita abrir expediente sancionador a todas las personas implicadas, en concreto al Consejo Ciudadano de Rivas y a su Secretario General por supuestas infracciones tipificadas en los Estatutos de Podemos.
Veremos cómo termina este contencioso que no hace sino demostrar la prepotencia y la actitud soberbia de este Podemos local, cuya única pretensión es colocarse como sea en el ayuntamiento –olvidándose de la Unidad Popular--, aunque sea en contra de los métodos y valores que su partido dice propugnar.