¿Por qué no tienen madre?

Por Tenemostetas
Por Ileana Medina Hernández

Me encuentro este artículo, muy malo, en el que intentan explicar por qué las princesas Disney no tienen madre. Como muchos comentarios ya advierten, las hipótesis que se manejan en él son absurdas. La duración de las historias no tiene absolutamente nada que ver (podrían durar lo mismo pero con madre en lugar de padre), y la biografía personal de W. Disney, aunque habría podido influir, tampoco es la causa.
La mayoría de las películas Disney están basadas en cuentos tradicionales, muchos de los cuales fueron fijados en lengua escrita por Hans Christian Andersen, los Hermanos Grimm, Charles Perrault y otros. Y ya entonces sus protagonistas eran huérfanas. La ausencia de madre viene de mucho más atrás  y está muy marcada en los mitos, leyendas y arquetipos de las sociedades patriarcales. El causante no es Disney.
Mi hipótesis es que todos estos esquemas narrativos esconden lo que Victoria Sau ("el vacío de la maternidad") o Casilda Rodrigañez ("la represión del deseo materno") han señalado como el secreto mejor guardado de nuestra civilización: el crimen de la madre. 
En realidad, la civilización (patriarcal) cuando discrimina y agrede a las mujeres, violentando el principio femenino, también violenta la condición maternal: las mujeres en condición de dominadas, no podemos ser la madre amorosa que cuide, proteja y sostenga a las crías. Y ese es precisamente el mecanismo a través del cual se transmite el patriarcado, el desamparo emocional, la violencia, la dominación... de una generación a otra.
Es largo de explicar ese "secreto". Si es la primera vez que te expones a esta idea y te resulta exagerada o extraña (buena parte del feminismo y de las creencias comunes creen que en el patriarcado la mujer ha sido "reducida" a su condición de madre, e ignoran la represión de la maternidad mamífera, amorosa, entrañable y real) te invito a que revises la obra de Casilda Rodrigañez donde explica y fundamenta largamente esta idea.
En realidad, todos somos un poco -o un mucho- huérfanos, aunque hayamos tenido madres aparentemente presentes y amorosas. Pues la crianza tradicional, basada en la autoridad paterna, la distancia, el castigo, el dolor y el maltrato infantil, reproduce generación tras generación una sociedad huérfana.
Y ese principio de la orfandad no está simbólicamente representado solo en historias como Blancanieves, Cenicienta, La Sirenita, Bambi o Nemo... sino también en la propia Biblia (la costilla de Adán como madre primigenia, María Virgen...) y en el mito fundacional de Roma, por ejemplo, donde es una loba y no una mujer quien amamanta a Rómulo y Remo.
Atraviesa de lleno toda la civilización, y sin embargo ¡no lo vemos!
Es pues, la orfandad la tragedia mayor a la que puede enfrentarse un ser humano, y paradójica y ocultamente, la más común.
Es la orfandad quien desencadena el conflicto vital de la/os protagonistas de los cuentos, y quien las lleva a buscar la felicidad perdida en los brazos del "príncipe azul", sustituyendo el amor primario por el amor sexual romántico, lo cual es una de las debacles emocionales más fuertes de nuestra cultura. (Ay, ¡cuántas parejas buscando maternaje en la otra o en el otro!).
Habría que analizar el largo papel que la orfandad -en sentido amplio el desamor primario- tiene en nuestra civilización, en nuestra cultura, en nuestra política y en nuestra forma cotidiana de funcionar. Interpretar el verdadero significado oculto que esa ausencia -notoria desde las mismas escrituras fundacionales de nuestra civilización- tiene, para comenzar a comprendernos.
Abrir los ojos.
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