En cualquier club normal, José Mourinho estaría destituido en el mismo instante que abandonó la sala de prensa. La rueda de prensa del portugués ha sido posiblemente el episodio más lamentable que le recuerdo al Real Madrid desde que tengo uso de razón.
Tras dedicarse un partido entero sólo a defender, sin querer atacar nunca, a repartir codazos, pisotones, plantillazos, patadas, protestas y caídas lipotímicas continuamente, donde el milagro ha sido que el Madrid haya acabado con diez y no con nueve u ocho, a jugar como un equipo pequeño en tu propio estadio, todo ello tras 400 millones invertidos y el fichaje del que se suponía mejor entrenador del mundo, éste se ha dedicado a atacar a todo lo que se movía: árbitros, UEFA; UNICEF, Villar, legitimidad de títulos, etc… del modo más ruin, vejatorio, cómico en ocasiones, denigrante y humillante para la propia institución que él, en teoría representa.
Cuando sucumbes y cedes todo el poder de tu club a un delincuente deportivo como Mourinho, el resultado es que el club entero ahora mismo se comporta como tal, desde un presidente que emite acusaciones de dopaje y orquesta a los medios de comunicación a su conveniencia desde la sombra, un director deportivo que tiene que decir cosas en las que no cree, un entrenador el cual hoy ha escrito su capítulo más lamentable como tal, unos jugadores cuya arma principal es la violencia, las malas artes y el conflicto, una afición sometida a la dictadura del resultado y una prensa al servicio del club.
El Madrid puede remontar esta eliminatoria, que no lo dude nadie, tiene jugadores de sobra para hacerlo, y si tenemos un mal día lo harán, aunque si juegan como en todos estos partidos está más que claro que será imposible.
Podrá ganar el Barça o podrá ganar el Madrid, pero si fuera aficionado del Madrid hoy tendría mucha vergüenza y/o indignación de la persona que está sentada en el banquillo y del estilo utilizado para ganar.
El Camp Nou dictará sentencia, pero si la lógica se acaba imponiendo, el madridismo quizás se de cuenta el próximo martes por la noche, que aunque con una Copa de más, un año más siguen sin tener un proyecto ni Ligas ni Champions, pero peor aún, habrán descubierto que el peaje pagado en forma de desprestigio del club por este señor será superior a todo lo demás.
Ahora en esta semana sólo queda mantener la tranquilidad, dejar que Mourinho siga su show en cada rueda de prensa, porque el partido del próximo martes será muy duro, en la línea de estos tres, y que nadie piense que el Madrid vendrá a pasearse en el Camp Nou. Será duro, pero todo está de cara.
Tranquilidad, mucha tranquilidad, contener la euforia y a rematar la faena el martes.
Por último me gustaría contestar a una pregunta que se hacía Mourinho en rueda de prensa: ¿Por qué? Pues muy claro, porque somos el Barça, una filosofía de club, el sentimiento de un pueblo, una manera de entender el fútbol, de pensar siempre en jugar a fútbol, en dar espectáculo y en ser respetuoso con el contrario. Y si perdemos como en la final de Copa, agachamos la cabeza, pensamos por qué, no ponemos excusas y nos volvemos a levantar.
Eso es el Barça, difícil de entender para alguien que no conoce el significado de palabras como valores, ética y respeto.
90 minutos para volver de nuevo a Wembley. Estuve allí en el 92 con sólo 17 años.
Espero volver el mes que viene.
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