Ayer
se reunía el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Popular, el primero tras la
entrada en prisión del ex tesorero y ex miembro de ese órgano del PP, Luis
Bárcenas. Imaginaba que en esa reunión se analizarían en profundidad las
consecuencias de esa situación y se debatiría sobre cómo proceder, pero nada
más lejos de la realidad.Y
es que según informaba Libertad Digital nadie nombró a Bárcenas en la reunión
del Comité Ejecutivo; según parece el Presidente del Gobierno ordenó que todos
se centraran en la crisis e ignoraran las posibles “bombas”.Hasta
la presidenta del PP madrileño, la admirada Esperanza Aguirre, y el Presidente
de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, que antes de entrar en la reunión
manifestaron “sentirse abochornados” guardaron silencio delante del Presidente
Nacional del Partido, según las mismas informaciones. Y eso me ha llamado mucho
la atención y no me ha gustado nada, porque lo que se dice en la calle se ha de
decir también en los foros internos, ¡que es donde se deben decir las cosas!Pero
¿a qué se debe ese silencio?, ¿a nadie le preocupa esta cuestión?, ¿nadie
quería decirle al Presidente, en su cara, lo que piensa?Esta
actitud puede tener varias lecturas, o bien que los miembros del Comité Ejecutivo
del Partido Popular consideran que no merece la pena decirle nada al Presidente
pues no les tendrá en cuenta sus opiniones, siendo así se equivocan, pues esos
ámbitos no son para estar de florero y hay que mojarse. Otra opción puede ser
que tengan que callar porque fueron beneficiarios de la generosidad del señor
Bárcenas, en este caso entendería su silencio, poco más habría que analizar,
solo esperar a que la justicia diera con ellos. Y otra opción es que el silencio
tenga su origen en no querer enfrentarse al gran líder, por lo de continuar en
puestos de salida en próximas elecciones; algo que se solucionaría con la
obligación de celebrar primarias y con circunscripciones uninominales, así los
cargos electos se preocuparían de estar cerca de sus electores y de pedir
responsabilidades a quien fuera, incluso al presidente de su partido, solo con
la intención de mantener la confianza de los votantes.