Dice Levi que se puede escribir por varios motivos:
1) Porque se siente el impulso y la necesidad de hacerlo. Esta es, en una primera aproximación, la motivación más desinteresada. El autor que escribe porque siente que algo o alguien se lo dicta no obra en pos de un fin: su trabajo podrá granjearle fama y gloria, pero serán un beneficio añadido, no conscientemente deseado: un subproducto en definitiva.
Mmmmm...pues si, pero creo que cuando se empieza un blog, se hace más por imitación, rollo chimpancé amaestrado. No te levantas un día y dices "me apetece escribir un blog". De hecho, ahora que lo pienso, creo que la secuencia correcta e inevitable es: leo blogs - me pica la curiosidad - ¿podría hacer algo así? - vamos a intentarlo.
Primero se leen blogs y luego se escribe (o se intenta) escribir el propio.
Después y con el tiempo y suerte y ganas, es verdad que se siente ese impulso y necesidad de escribir como sino hubiera mañana. Escribir porque sí, porque se necesita, porque si no se hace no se puede hacer otra cosa, porque el impulso te parasita el pensamiento y el tiempo.
2) Para divertir o divertirse. Afortunadamente, las dos variantes coinciden casi siempre: raro es el escritor que escriba para divertir a su público y no se divierta haciéndolo y raro es también que quién se deleita escribiendo no transmita al lector al menos una porción de esta diversión.
¡Si! Hay grandes blogs con grandes posts escritos por gente con un talento increíble y que consiguen hacer reír, hacer reír hasta llorar. Es verdad que escribir algo divertido suele, a su vez, ser divertido, pero no hay que confundir esto con facilidad. Bueno, creo que más que facilidad... o se tiene el don para hacerlo o no se tiene. Creo que se puede aprender a escribir para contar cómo te sientes o una historia, pero no se puede aprender a ser divertido.
Se puede fingir la tristeza...pero no la risa.
3) Para enseñar algo a alguien. Hacerlo, y hacerlo bien, puede ser algo precioso para el lector, siempre que los pactos sean claros.
Pues sí, hay cantidad de gente escribiendo blogs para tratar de enseñar algo a los que lleguen hasta ellos. Gente que se preocupa, que estudia, que sabe mogollón de un tema y que trata de contarlo de la mejor manera posible para que leerles sea entretenido, ameno y sobre todo...que el lector llegue hasta el final.
Por supuesto, también hay gente que trata de enseñar algo a alguien en plan "listillo de los cojones", rollo aquí vengo yo con todo lo que sé a echártelo en la cara porque eres una piltrafilla que no tienes ni idea de nada. Inexplicamente el rollo listillo de los cojones tiene mucho más tirón publicitario que el que se lo curra hasta el infinito. Así va el mundo.
4) Para mejorar el mundo.
Esto creo que no. Nadie escribe un blog pensando que mejorará el mundo y si alguien lo hace, lo mejor es acercarse despacito, pasarle la mano por el pelo y dejarle en su mundo de luz y color.
Otro rollo son los que creen que con sus posts de denuncia de todo y de crítica de absolutamente todo van a conseguir la revolución porque se convierten en gurús de opinión. Con estos, lo mejor es alejarse rápidamente porque es increíble lo lejos que se oyen sus gritos mientras están cómodamente sentados en sus sofás diciéndole al mundo lo que tiene o no tiene que hacer.
Un blog no mejora el mundo, puede hacer sentir bien a alguien un rato, mientras lee el post y otro rato cuando lo recuerde, pero lamentablemente no hace el mundo mejor.
5) Para dar a conocer las propias ideas. (...) Esta categoría coincide de hecho con la de los filósofos, ya sean estos geniales, mediocres, presuntuosos, amantes del género humano, diletantes o locos.
Esto es lo mejor de la red y los blogs. Permiten que cualquiera pueda coger sus ideas sean éstas geniales, mediocres, presuntuosas, buenas, malas, o sencillamente locas y exponerlas al mundo. Lo más probable es que no las vea nadie, pero la posibilidad de que lleguen a mucha gente está ahí.
Además, poder plasmar las ideas y colgarlas en la red, permite fijarlas y darles forma. Sí, se podría hacer lo mismo en un cuaderno...pero no es igual. Y además, si da la casualidad de que a alguien le interesan tus ideas, es posible que haya un enriquecedor intercambio de opiniones y crezcas. O no, es posible que alguien crea que tus ideas son idiotas y te las rebata...y es posible que aprendas o que te cabrees.
En cualquier caso, la red nos permite a todos mostrar nuestras ideas. Serán buenas o malas, fabulosas o una majadería...pero son nuestras.
6) Para liberarse de una angustia. A menudo escribir representa un equivalente de la confesión o del diván de Freud. No tengo nada que objetar a quien escribe apremiado por la tensión: es más, le deseo que consiga liberarse de ella, tal y como me sucedió a mí hace muchos años. Le pido, sin embargo, que se esfuerce por filtrar su angustia, que no la arroje tal cual, áspera y cruda, al rostro del lector: de lo contrario se corre el riesgo de contagiarla a los demás sin alejarla de uno mismo.
El anonimato de la red permite eso, permite el desahogo de la pena, la tristeza o el agobio total. A veces es más fácil contarle tus mierdas a un desconocido que ni siquiera sabes si te leerá que contárselas a tu hermana. Escribir un blog puede servir de desahogo, pero como dice Levi...hay que limar tus mierdas un poco, tus mierdas son tuyas y un mal día lo tiene cualquiera, pero un blog lleno de pena suprema permanentemente no es bueno para el que lo escribe...ni para el que lo lee, que se acabará alejando porque lamentablemente todo el mundo tiene sus mierdas.
Analizar la pena y los malos momentos, incluso dejarse llevar por ellos no está mal. Es más, hay que hacerlo de vez en cuando, si además eres capaz de sacarlo fuera y contarlo, mejor para ti. Pero de eso a regodearse en el auto ombliguismo sufridor y pasarse el día mostrándolo al mundo va un trecho. El trecho que va desde el sano ejercicio que hace que el lector empatice...al punto donde el lector dice "eres un puto brasas y todos tenemos nuestras mierdas".
7) Para hacerse famoso. Creo que sólo un demente puede ponerse a escribir con el único objetivo de hacerse famoso; pero también creo que ningún escritor, ni siquiera el más modesto, ni siquiera el menos presuntuoso, haya sido inmune a esta motivación. Ser conocido, leer sobre uno mismo en los periódicos, oír hablar de uno, es dulce, qué duda cabe; pero son pocas las alegrías de la vida que cuesten tanto trabajo, y pocos los trabajos con un resultado tan incierto.
Creo que hay mucha gente que empieza a escribir pensando, no tanto en hacerse famoso como en tener muchísimas visitas. La obsesión por las visitas mató al blogger.
El afán por el famosismo bloguero acaba con cualquiera de las otras motivaciones que se puedan tener a la hora de escribir. Pensar qué escribo que me de visitas, que me haga famoso es un trabajo absurdo y con un resultado muy incierto. Si no se consigue es posible que la decepción acabe con el blogger, o peor, le haga pensar que lo que escribe no vale nada....y no vale nada mientras lo haga por el afán de popularidad.
Otra cosa y lo he dicho cien millones de veces y el que diga lo contrario miente, es que no mole infinito escribir algo porque si, porque te sale, por enseñar, por contar tus ideas....y que resulte que eso le interese a mucha gente. Eso es otra cosa...y obviamente el ego bloguero aletea feliz.
8) Para enriquecerse.
Si alguien escribe un blog para ganar pasta hay que quererle mucho. Probablemente todavía crea en los Reyes Magos, el Ratón Pérez, los unicornios, Indiana Jones y Mary Poppins.
9) Por costumbre. He dejado para la última esta motivación, que es la más triste. (...) Que vigile con lo que hace: por ese camino no llegará muy lejos, acabará fatalmente por copiarse a sí mismo. Es más digno el silencio, temporal o definitivo.
Yo no lo llamaría escribir por costumbre. Creo que es más bien escribir como un hábito, como una rutina. Se asume que es inevitable no repetirte, volver sobre lo mismo, copiarte y volver a repetirte, pero la alternativa es peor.
Si te callas, si no escribes...es verdad que no te repetiras, pero también anularás la posibilidad de que haya un destello, de que una idea surja y sea original y diferente y puedas y sepas contarlo.
Además, creo que aquí se vuelve al principio....llega un momento en el que puede parecer que escribes por costumbre, pero lo que realmente ocurre es que escribes porque sientes el impulso y la necesidad de hacerlo.
Sencillamente, no sabes no escribir.
Todo esto y mil millones de cosas más surgieron en mi absurda cabeza mientras leía y doblaba un millón de esquinas del fabuloso libro El oficio ajeno
Ya las iré contando.