¿Por qué se separan mis papás? Cómo abordar el doloroso proceso de la separación desde una mirada empática y despierta

Por Yanquiel Barrios @her_barrios

Cada vez son más y más las familias cuyos progenitores deciden emprender caminos diferentes. En todos los casos, ya sea una separación amistosa o tormentosa, esta situación conlleva algún tipo de sufrimiento por parte de uno de los progenitores o de los dos.

¿Estaremos haciendo bien? ¿Cómo afectará esto en el desarrollo del niño?

¿Será mejor que no nos separemos para que el niño no sufra?

Estoy segura que estas y muchas otras preguntas invaden los pensamientos de muchas de las familias que emprenden este doloroso proceso. El problema reside en que, en muchas ocasiones, transmitimos nuestro propio sufrimiento, aunque puede que no seamos conscientes de ello, y los niños acaban desempeñando roles de madres, padres, hermanos mayores o pequeños que no les corresponden.

También suele ocurrir que tratamos de evitar que sufran y apostamos por no contarles las cosas, omitiendo información o incluso mintiéndoles, pensando que les estamos haciendo un favor.

Tanto si has vivido esta experiencia como si no, seguro que recuerdas frases como: "Ya lo entenderás cuando seas mayor..." En estos momentos, es normal que cualquier padre o madre se encuentre dolido y no sepa muy bien cómo abordar la situación. La cuestión es que el niño se encuentra igualmente o incluso más dolido que sus padres y necesita una explicación...

En todos los casos que he conocido, y entre los cuales me incluyo personalmente, pasamos por una serie de etapas claramente diferenciadas:

1ª Etapa Incomprensión:

¿Por qué se separan mis papás?, ¿ya no me quieren? y... ¿por qué mis papás?

2ª Etapa Culpa:

¿Habré hecho yo algo malo para que se separen?

3ª Etapa Necesidad de querer arreglar las cosas:

"Seguro que si hago/digo... vuelven a estar juntos"

4ª Etapa Rendición:

Te das cuenta que no está en tus manos y que debes vivir con ello de la mejor manera posible.

Está claro que cada situación es diferente y cada familia lo puede vivir de un modo distinto pero, en cualquier caso, la separación de los padres conlleva un impacto emocional importante en el desarrollo de cualquier niño y, no solo eso, sino que puede afectar en sus relaciones futuras.

Muchos padres se preocupan porque en estos casos suele producirse un descenso en el rendimiento académico. Lo verdaderamente importante, en cambio, es trabajar bien la gestión emocional derivada de dicho impacto.

Para ello, es recomendable seguir los siguientes pasos:

Comprensión de la situación por parte del niño

Es necesario que ambos progenitores hablen conjuntamente con el niño y que entienda el porqué de la separación. Es importante que la conversación sea conjunta y que se acuerde previamente el mensaje a transmitir.

Según la edad, tal vez no sea necesario contarle exactamente el porqué de la separación con todo lujo de detalles pero sí que es importante que el niño comprenda que ha sido una decisión de los adultos y que él o ella no tienen nada que ver con esta decisión.

El niño necesita saber que aunque los padres no vayan a vivir en la misma casa, lo quieren mucho igualmente y que siempre van a estar a su lado cuando los necesite.

Es posible que consideremos que es mejor que uno de los progenitores abandone el hogar familiar cuando los niños no estén presentes por no causar sufrimiento. Si no anticipamos esta acción, lo que hacemos en estos casos es incrementar el nivel de incomprensión y arraigamos una profunda sensación de abandono.

2º PASO:

Empatizar con los sentimientos del niño

En muchas ocasiones puede que el niño sienta la necesidad de llamar la atención de sus progenitores. Son estos los casos de niños que de repente empiezan a presentar conductas disruptivas o que presentan un descenso considerable en su rendimiento académico.

En otras ocasiones, en cambio, hay niños que se encierran consigo mismos. No quiere causar más sufrimiento a sus padres, de manera que, ya sea consciente o inconscientemente, acaban por responsabilizarse de muchos aspectos que no les pertenecen. Este suele ser el caso de los hermanos mayores.

Sea como fuere, en las dos situaciones planteadas, el niño necesita ser comprendido y atendido. Prestar atención a los sentimientos que emanan del niño es la pieza clave que va a permitir que viva todo este proceso de la mejor manera posible.

Expresar cómo se sienten

Normalmente se suele evitar hablar sobre el tema, pensando así que: "ya se le pasará", "ya lo comprenderá", "necesita tiempo"... pero en realidad lo que necesita es sentirse querido y tenido en cuenta.

Es necesario que se hable y que cada uno exprese sus sentimientos de manera sincera y respetuosa. No se trata de contarle todo al niño, ni mucho menos de trasladar información negativa de uno de los progenitores hacia el otro. Son muchas las parejas que, tal vez sin darse cuenta de ello, utilizan de moneda de cambio a los hijos.

Hay que estar muy alerta para evitar caer en esta trampa, ya que el niño no tiene ninguna culpa de las desavenencias de los mayores. No obstante, sí que es importante que el niño comprenda que es posible que nosotros, como adultos, tampoco estamos pasando un buen momento a nivel emocional.

Los niños, aunque no lo digamos, lo perciben igualmente. De manera que, vale la pena que seamos sinceros con ellos, ya que de lo contrario, se crea un círculo vicioso de desconfianza-inseguridad-necesidad de aprobación constante y no aceptación de la situación, propagando así aún más, si cabe, el sufrimiento derivado de la separación.

Al hablar sobre el tema sin emitir juicios de valor, permitimos que el niño se sienta comprendido y le damos la oportunidad de que se exprese abiertamente.

La expresión de sus emociones tiene que manifestarse de un modo u otro, así que: ¿no es más conveniente que exprese dichas emociones confiando en nosotros?

Puede que a ti, personalmente, te duela hablar sobre el tema y también puede que recibas respuestas de tu hij@ que no te gusten demasiado. No obstante, hay que entender que se trata de una situación dolorosa para todos y que la comunicación junto con la empatía son las llaves que abren las puertas hacia una separación exitosa. Es muy posible que haya dolor subyacente pero, a pesar de ello, es importante que el niño acepte, comprenda y pueda disfrutar de todas y cada una de las experiencias.