Por qué sexo y por qué en parejas (2)

Publicado el 04 octubre 2011 por José Luis Ferreira

Hace unas cuantas semanas proponía este tema. Pueden verse los detalles en esa entrada, pero conviene resumir aquí la cuestión.
La reproducción sexual permite una variabilidad genética que aumenta la adaptación al medio, pero a su vez es costosa. Una explicación adecuada debe dar cuenta de por qué el balance entre ambas fuerzas da como resultado solamente el tener dos sexos y por qué cada individuo de una especie sexual proviene de la mezcla del material genético de únicamente dos individuos.
Podía haber sido de otra manera. Podíamos encontrar alguna especie con tres o más sexos. O, manteniendo los dos sexos, podíamos haber encontrado alguna especie en la que se mezcla el material genético de, por ejemplo, dos machos y una hembra (algo fácil de hacer si la hembra retiene el esperma de dos machos).
Motty Perry, Philip Reny y Arthur Robson, de las Universidades de Chicago y de Simon Fraser proponen una manera de abordar el problema que, si bien no ofrece una explicación completa, sí parece servir para eliminar algunas hipótesis.
Estos autores consideran las dos hipótesis más defendidas acerca de la ventaja de la reproducción sexual. La primera es la conocida como el determinismo mutacional (MD) según la cual la mezcla de material genético favorece la eliminación de mutaciones. La segunda es la hipótesis de la reina roja (RQ), donde la razón estriba en la mayor defensa frente a ataques de parásitos.
En sus simulaciones, encuentran que, cuando el sexo biparental es una ventaja en la primera hipótesis, sucede que una mezcla de 1/4, 1/4, 1/2 (dos machos y una hembra) sería todavía mejor. No hay mayor coste de mantener machos (ya que la proporción seguiría de machos y hembras seguiría siendo 50%-50%) y hay mayor variabilidad.
En cambio, según la hipótesis de la reina roja, la mezcla genética de dos individuos ofrece la misma defensa frente a parásitos que la obtenida por otras mezclas como la anterior 1/4, 1/4, 1/2. La razón es un poco complicada, pero tiene que ver con el hecho de que no hace falta tanto una gran variabilidad como una diferencia con respecto a lo que espera encontrar el parásito. La clave en esta dinámica está en la capacidad de regenerar el genotipo eliminado por el parásito. Para ello, la especie se compone de una variedad de genomas que se recombinan  entre ellos, sin que ninguno llegue a dominar la población. De nuevo, en sus simulaciones encuentran que la regeneración del genotipo eliminado es igual o más rápida con la mezcla de dos individuos que en otras posibilidades consideradas.