Hace unos días mi hermana llegó a visitarme, cuando disfrutábamos de un café mi sobrinita de un año calló al suelo intentando caminar, se levantaba y lo intentaba una vez mas hasta que lograba un equilibrio, esta escena hizo que me preguntara ¿Por qué un adulto le teme al fracaso y un niño no?.
El problema radica en el sistema educativo y los padres de familia. Hoy en día fracasar es imperdonable, en el caso de los padres que su manera de corregir es castigar al niño o niña cuando comete un error en vez de enseñarle a que se haga responsable cuando se equivoca. Cuando el infante rompe algún objeto la primera reacción es regañarle haciendo que el miedo y la culpa invadan su corazón y no le beneficia en nada a su desarrollo como persona.
El sistema Educativo se basa en un puntaje sobre 100 puntos en cada curso (en Centroamérica) y se aprueba con un mínimo de 60 puntos. El problema de este sistema es que enseña a los niños a que fracasar es malo, por ejemplo en las pruebas de examen si una o varias de las respuestas son incorrectas los maestros colocan una X indicando que es la respuesta equivocada. Lo que el sistema educativo no toma en cuenta es el “subconsciente de la mente” que cada vez que un niño ve en su tarea una X lo esta castigando por fracasar y lo marca por el resto de su existencia.
Mala educación de padres seguido de un mal sistema de enseñanza da como resultado una vida llena de miedos a los fracasos: en los negocios, vida sentimental, hasta en nuestras propias metas y sueños.
En nuestra naturaleza el fracaso es parte de nuestra vida porque sin errores no hay avance, sin fracasos no hay éxito, sin malas experiencias no hay aprendizaje. Es tiempo de que volvamos a ser niños aprendiendo a caer y a levantarnos una y otra vez hasta que podamos caminar y avanzar en la vida.