"The Artist" es una buena película, seguramente la mejor de 2011 y una de las mejores que he visto en mida. Grabado en color pero editado en blanco y negro, narra la carrera profesional de un actor de Hollywood (o debería decir "Hollywoodland") durante los años del cine mudo, y como el paso de toda la indústria cinematográfica al cine sonoro termina con su carrera hasta el punto que deberá producir (esto es, pagar de su bolsillo) para seguir haciendo films mudos.
En el casting de bailarinas para una de sus películas, aparece una jóven promesa del séptimo arte, gran bailadora, se gustan y empiezan a trabajar juntos. Pero ella se adapta a los nuevos aires, y consigue el estrellato mientras él se hunde en el olvido del público y la miseria le hace deshacerse de sus pertenencias hasta las últimas consecuencias.
Pero como buen film, todo termina bien, y la primera palabra que se escucha es la de la nueva era del cine sonoro es "corten", y curiosamente, la última, "acción".
A mi me gustó la película. Bastante. Hay gente que, en España, decidió salir a los diez minutos porque le habían timado con una pelicula en la que no hablan. Otros dicen que es un film malo mientras la crítica la eleva a obra maestra.
En estos días, en que la capacidad de interpretación solo aparece en el teatro, y que en el cine la mayoría de actores tienen tanta expresividad corporal y facial como una almeja recién hervida (y sin tirarle limón por encima) actores que recreen un film mudo dentro de otro film, es de chapó.
Chapó porque un film francés haya ganado tanto (dicen que el mayor premiado de toda la historia). Chapó porque un director desconocido fuera del país, fuera a una de las mayores productoras americanas con una cinta rodada en blanco y negro, muda y en algo más de mes y medio. Y tal como dice la protagonista, tiempos en que los actores no han de hacer muecas ni moverse raro para interpretar han llegado. Lástima.