Revista Cine

Por qué tienes derecho a estar más afectado por los atentados de París que por la guerra en Siria

Publicado el 15 noviembre 2015 por Key Hunters @zapatoalacabeza
Cada vez que hay un atentado en un país occidental las personas se dividen en dos grupos:
Grupo a) Las que se traumatizan enormemente por lo sucedido. Cambian su avatar de twitter por una imagen solidaria, transmiten su empatía por facebook, sienten la situación como algo personal.
Grupo b) Las que se enfadan porque el mundo llore esta pérdida tan dramáticamente cuando a diario muere gente en casi exactamente las mismas circunstancias en países menos avanzados y a nadie le importa.
Yo estoy siempre en el primer grupo. No cambio avatares ni digo gran cosa en redes sociales porque creo que un porcentaje importante de la gente que lo hace está más interesada en sentirse parte de una tragedia colectiva que en apoyar a nadie, y eso me resulta superficial y me carga; pero cuando la estabilidad de un país civilizado se va a pique de una manera tan drástica me pongo muy nerviosa.
Así que hoy vengo a explicar por qué creo que tiene sentido verse más afectado por lo que pasó el viernes en París que por los montones de atentados que hay en Siria cada dos por tres.
El resumen es que un atentado en Francia y un atentado en Siria sencillamente no son eventos comparables.
Siria es un caos de sitio. Están en guerra, sus derechos civiles están muy lejos de ser ideales y no es en absoluto lo que un occidental consideraría un lugar civilizado.
¿Hace esto que las vidas de sus ciudadanos sean menos importantes? Evidentemente no. Que un crío de cinco años que no entiende nada de política ni de religión vea como se cargan a sus hermanos en un bombardeo es una mierda, da igual el sitio.
El lío, y lo que parece que nadie quiere ver, está en que lo que nos afecta en estas situaciones no es la pérdida de vidas humanas sino lo que ello representa. Que en un país en el que ponen una bomba cada tres días se mueran veinte personas en otro atentado más, significa que la situación que tienen ahí es un desastre. Y eso ya lo sabíamos.
París no es un caos de sitio. París es una ciudad civilizada y moderna en la que puedes asumir que ir a pasear al perro o ir al cine no supone un riesgo en absoluto. París es una ciudad normal y corriente que ha evolucionado a lo largo de los siglos para llegar a ser lo que es ahora mismo: un sitio tranquilo. Tendrá su delincuencia y sus salvajismos esporádicos, como todos los sitios, pero en general es un sitio seguro, al menos teniendo en cuenta cómo están los estándares mundiales.
Que un grupo de amigos vaya a un concierto una noche y sean ejecutados es algo que a un país desarrollado no le cabe en la cabeza. Un atentado en Siria significa que la situación sigue siendo una mierda; un atentado en París significa que la seguridad en la que creemos vivir no es tal, significa retroceder un montón de tiempo en términos de estabilidad social.
Puede que estemos todos un poco obcecados con este tema, yo la primera, así que voy a poner un ejemplo paralelo. Esto es como si un niño muere de difteria en el Congo y otro niño muere por la misma causa en España. ¿Qué niño es más importante? Ninguno, por Dios santo. Ambos van a tener unos padres hechos polvo y ambos son dos personas que no merecían morir. Ahora bien, ¿qué situación representa un impacto mayor desde un punto de vista evolutivo? ¿Cuál te traumatiza más? A mí la del niño español, y a ti probablemente también.
Que muera el niño del Congo es una injusticia, pero en ese país muere gente a cascoporro a causa de la difteria y el país o bien no tiene medios para terminar con el problema o bien prefiere utilizarlos con otros fines. La muerte de otro niño sólo significa que la situación es tan penosa como ya sabíamos que era. No rompe ningún esquema.
Pero que un niño muera de difteria en España significa que hemos dado un paso atrás en la evolución, que no somos una población tan culta ni informada como creíamos -el niño murió básicamente por tener padres antivacunas, que decidieron deliberadamente no vacunar a su hijo-, que un riesgo que estaba literalmente erradicado podría volver a amargarnos la vida. El problema no es un niño muerto, es lo que representa.
Si has luchado durante años para educar a la población, proporcionando herramientas a los ciudadanos para que se formen, invirtiendo dinero en cultura, en sanidad, en que tu pueblo vaya hacia adelante; si has evolucionado a costa de muchos cambios, de mucho tiempo y esfuerzo; si has conseguido que la gente se dé cuenta de que la religión no hay que tomársela al pie de la letra -con lo que cuesta eso-, entonces un atentado tiene un significado mucho más profundo y oscuro que ese mismo atentado en otro lugar en el que esa evolución, esa lucha por la educación y la cultura, aún no se ha llevado a cabo o al menos no ha llegado ni vagamente tan lejos.
Y la verdad, no necesito ni irme a lo que esto representa, me vale con llevarlo al terreno personal y egocéntrico. Soy española y vivo en Londres, por lo que no tengo nada que ver con París, y aún así hoy he tenido que contactar, directa o indirectamente, con cinco personas diferentes para ver si conocían a alguien involucrado en lo sucedido y si estaban bien. Cada uno puede sentirse afectado por unas cosas o por otras, y si a ti no te afecta más pensar que es posible que tu jefe tenga ahora mismo una hermana muerta que el que hayan matado a gente a la que no conoces de nada, entonces me das muy mal rollo.
Así que todas las muertes son malas, eso ya lo sabemos todos, qué tontería. Un montón de gente que no se ha metido con nadie no merece ver bombardeos casi a diario ni despedirse de sus amigos cada día sin tener claro si los va a volver a ver. Pero lo que pasó el viernes en París hace que yo tenga que plantearme ahora mismo si es peligroso que esté sentada en una cafetería de un centro comercial  de Londres escribiendo esto, y el conflicto sirio no. Lo que ha pasado en París hace que tenga que ir el lunes al trabajo a averiguar si un compañero de equipo o los chicos con los que tomo café ahora tienen un amigo de la infancia al que le han pegado un tiro en un concierto. Y el conflicto sirio, no.
Lo de París me ha sentado mal, igual que me sentó mal lo de Charlie, igual que me va a sentar mal cualquier situación similar que suceda, y todo ello me va a afectar más que ataques diarios en los que las víctimas no tienen mi estilo de vida, mi entorno social, ni pueden ser familia de nadie a quien yo conozca.
Y eso no es ser un hipócrita ni una mala persona, eso es sentirse identificado con unas personas más que con otras y valorar mucho la estabilidad social que hemos conseguido crear en occidente. Y si además de tener el miedo en el cuerpo, de estar preocupada por la gente que pueda conocer con amigos en París y de lo mucho que me cabrea pensar que si eres lo suficientemente burro puedes desestabilizar a un continente entero sólo porque ese continente no utiliza la violencia como modo de vida; si además de todo esto pretendes que me sienta culpable por no llorar cada día las muertes de las familias sirias, entonces puedes irte a hacer puñetas.
Y no nos confundamos, la gente que sí está preocupada por los sirios merece todos mis respetos -los que están preocupados de verdad, no los que dicen que están preocupados porque queda bien en el muro de facebook-. Están más involucrados con el mundo que yo, que decido no leer las noticias a diario porque prefiero emplear mi tiempo en cosas que no destruyan mi día, y que cuando veo que ha habido un coche bomba en algún lugar de oriente medio me parece horrible pero a las dos horas se me ha olvidado. Esas personas saben más de política que yo. Son más cultos y están más informados que yo, en general. Les respeto, siento mucho que estén en esa situación de frustración constante y creo que son necesarios para que el mundo mejore y esté al tanto de lo que pasa más allá del mundo occidental.
Lo que yo digo es que si vas a juzgar a alguien por estar tocado por los atentados de Francia más que por el resto de conflictos del mundo, entonces la próxima vez que te traumatices porque los osos polares están empezando a tener problemas de supervivencia más vale que antes te hayas manifestado en contra de la caza de elefantes, la pesca de ballenas y la inminente extinción del albatros. La próxima vez que te indigne que censuren una película serbia en un festival de cine europeo, espero que antes hayas firmado doce propuestas de change.org para luchar contra la censura en EEUU, en Yemen, en Tailandia y en Narnia del norte.
O igual te puedes plantear que el hecho de que otra gente tenga problemas no hace que tus problemas sean más pequeños. Que igual a ti te gustan en especial los osos polares y te importa que sobrevivan ellos por razones que sólo son asunto tuyo.
Espero que no tuvierais a nadie en ese concierto ni en ninguno de los múltiples sitios involucrados en este asunto tan deprimente. Y estoy enfadada. Cuando se me pase escribo chorradas otra vez.

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